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Actualizado: 15 de mayo de 2025
Cuando don Pablo Aquiles venía con el cuento de que se había hecho saltar a algún compañero, para colocar a un paniaguado de la situación, o relataba, con pelos y señales, los abusos cotidianos, las arbitrariedades inicuas del doctor Eneene, misia Casilda prorrumpía en violenta catilinaria.
Denme trescientos años de soberanía, de la nación dijo Quintana y veremos si se cometen tantos excesos, arbitrariedades y desafueros como en trescientos años que no la ha habido. ¿Habrá revolución que contenga tantas iniquidades e injusticias como el solo período de la privanza de D. Manuel Godoy?
Para ello Belinchón había tomado a su servicio al notario Sanjurjo, que constantemente le acompañaba a las sesiones, levantaba actas y más actas de las arbitrariedades del alcalde, que pasaban al juzgado y allí se estancaban gracias a la mala voluntad del juez.
Deseaba el gobernador triunfar en Cebre sin apelar a recursos extraordinarios y arbitrariedades de monta, pues sabía que, si no era probable que jamás se levantasen allí partidas, en cambio la sangre humana manchaba a menudo mesas y urnas electorales; pero la nueva combinación le obligaba a no reparar en medios y conferir al insigne Trampeta poderes ilimitados....
En más de una también, dejó cerrados en la secretaría a algunos concejales llevándose la llave. Después que los padres del municipio se hartaban de gritar y dar golpes a la puerta, venía un alguacil a abrirles; pero ya se había efectuado la votación. Gracias a estas y otras tretas, a las arbitrariedades sin cuento que cometía, vengábase el bilioso ex marino de sus enemigos, que era un primor.
Cuando eran pequeñas, la envidia de su prima se revelaba a propósito de Juan, a quien no podía perdonar que no fuera para ella también un complaciente esclavo. Juan se sometía únicamente a las arbitrariedades de María Teresa. Toda la animosidad de Diana hacia el joven databa de aquellos lejanos años de la infancia; esto María Teresa lo sabía bien.
Para gobernador de la isla de Margarita nombró Morillo á Don Antonio Herraiz, cuyo bondadoso carácter no estando en armonia con el violento sistema de secuestros y prisiones que en todas partes se llevaba á cabo, dió márgen á que al poco tiempo quedase destituido, y fué á reemplazarle persona mas idónea, mas dura de corazon, y por lo tanto en conformidad con las arbitrariedades y vejaciones por aquel entonces á la órden del dia.
Palabra del Dia
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