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Actualizado: 20 de octubre de 2025


Nicolás Antonio, Bibliotheca hispana nova. Sarmiento, Memorias. Moratín, Orígenes del teatro español. Viaje entretenido, de Agustín de Roxas; Madrid, 1603, Loa de la comedia. Unos escriben Juan de la Encina, y otros Juan del Encina. Esto último parece lo más auténtico, y lo que se lee en las más antiguas ediciones de sus obras.

Hay comedias de capa y espada, cuya representación no se concibe sin algún cambio de decoración, indicándose así expresamente en antiguas ediciones, como, por ejemplo, en La Confusión de un Jardín, de Moreto; en la cual hay escenas ininteligibles, á no suponerse que el teatro está adornado con árboles.

Al día siguiente los periódicos lanzaron en sus ediciones de la tarde la noticia de un suceso que interesó mucho al público. Golbasto, el gran poeta nacional, había sido encontrado por unos pescadores, poco antes de la salida del sol, tendido en la playa sobre la línea divisoria del agua y la arena.

Varios poetas, más bien por capricho, que para indicar la diferencia esencial entre una y otra, pusieron á algunas obras suyas el nombre de tragedia; pero estas tragedias, en las antiguas ediciones, van seguidas casi siempre de las palabras sacramentales: comedia famosa.

Es probable que la Propaladia se vulgarizó y estimó en lo que valía desde que apareció su nueva edición, por los años de 1573 , y que como las ediciones más antiguas habían sido prohibidas, y las que existían fueron mutiladas, se olvidó en aquella época, en que faltaba una historia del teatro, el tiempo á que correspondía.

Patente se ve la inmensa popularidad de La Celestina en España, durante el siglo XVI, así, porque de dicha obra se hicieron en aquel siglo cerca de setenta ediciones, como por los raros que son los ejemplares de todas ellas, demostrando que se leyeron mucho, a no ser que se presuma que en tiempos de mayor recato, hipocresía o pureza de costumbres hubieron de destruirse muchos ejemplares de un libro cuyo licencioso desenfado no puede negarse.

Entre las trufas literarias de Brantôme, de Casanova y de otros del género, Bossuet y Massillon, conservaban la gravedad de las hileras: en las letras, De Laharpe, M. de Bonald, Fontanes y Chateaubriand, daban la nota grave del imperio, mientras que al lado, en ediciones monísimas, brillaban todas las perfumadas indecencias pornográficas del día.

En algunas ediciones antiguas aparece la célebre comedia, titulada El diablo predicador, como obra de Belmonte, aunque otras lo atribuyan á Antonio Coello, y algunas se limiten á llamar á su autor un ingenio de esta corte . Por lo que hace á su estilo, se asemeja, sin duda, al de las demás obras de Belmonte, y si es suya, en efecto, es seguramente la mejor.

El semejante á mismo, Quién engaña más á quién y Los empeños de un engaño, han de clasificarse entre las comedias de intriga propiamente dichas; pero así éstas como las demás de nuestro eminente poeta, por su invención ingeniosa y original, por el hábil desarrollo de la acción y por la elegancia de la exposición, han de considerarse como las más perfectas del teatro español, siendo de deplorar que sólo existan ediciones antiguas y raras de ellas, conocidas sólo de escasos aficionados.

Nuestros antiguos libros, ó circulaban en ediciones detestables, que arredraban á los tibios y no consentían que los leyesen, ó se habían hecho raros, cayendo los ejemplares que aún quedaban en poder de bibliófilos, que hacían de ellos misterioso tesoro, estimando á menudo con perversa crítica, cada libro, más por su rareza que por su valor literario.

Palabra del Dia

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