Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 8 de junio de 2025
Todavía le dolía al pobre dios la cuenta de la modista. ¡Hijo! dame cortinas de á doce pesos la vara y ¡verás si me pongo estos trapos! replicó picada la diosa; ¡Jesus! ¡hablarás cuando tengas tan espléndidos predecesores! Entretanto Basilio, delante de la casa, confundido entre la turba de curiosos, contaba las personas que bajaban de los coches.
Desempeñaba á veces el papel de dragón en las comedias de santos; otras veces el de muerto en las piezas trágicas; luego hacía de bailarín, etc. Joco-Seria, Burlas veras ó Reprehension moral y festiva de los desordenes publicos en doce entremeses representados y veinte y cuatro cantados.
A las doce pidió que le arreglase las almohadas, lo hizo y le pagó con un beso; ¡el último!; a la una y cuarto perdió el conocimiento; a las tres expiró. ¡Pobre Gabriel... y pobre de ella!
Su rostro se había revestido de repente de la expresión oficial. Celedonio tenía doce o trece años y ya sabía ajustar los músculos de su cara de chato a las exigencias de la liturgia.
Cuando llegaba a las ocho de la mañana al escritorio, ya traía hecha la tarea de cualquier hombre en todo el día. A las doce de la noche aún se le podía ver muchas veces con la pluma en la mano en su despacho.
Pero la suerte, que de otra manera lo guiaba, ordenó que, ya que la capitana llegaba tan cerca que podían los del bajel oír las voces que desde ella les decían que se rindiesen, dos toraquís, que es como decir dos turcos borrachos, que en el bergantín venían con estos doce, dispararon dos escopetas, con que dieron muerte a dos soldados que sobre nuestras arrumbadas venían.
A las siete y media de la mañana salí de la expresada barra, y navegué al NNE hasta las doce del dia, que habiéndose llamado el viento á la proa, navegué á remo hasta las tres de la tarde, que desembarqué en la Isla de Bordas, y desde ella observé que rompia la mar por la parte de afuera desde el NE hasta el SE.
Juanito iría a las doce por el tío; y Rafael, antes de salir, había sufrido un sermón de su madre recomendándole que estuviera en casa a la una en punto, hora de la comida. A los postres vendría Andresito Cuadros y algún amigo de Rafael. La campanilla de la escalera sonaba cada cinco minutos.
Los cocineros y cocineras pasaban de cincuenta: todos limpios, todos diligentes y todos contentos. En el dilatado vientre del novillo estaban doce tiernos y pequeños lechones, que, cosidos por encima, servían de darle sabor y enternecerle. Las especias de diversas suertes no parecía haberlas comprado por libras, sino por arrobas, y todas estaban de manifiesto en una grande arca.
Al joven que ha estado doce capítulos comiéndosela con los ojos sin que ésta se dignara mirarle. Desde entonces, una corriente eléctrica se establece entre los dos amantes. ¡Se habían contemplado! ¡Ay!»
Palabra del Dia
Otros Mirando