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Actualizado: 22 de junio de 2025
Cuando llegó la hora de mi embarque, en plena noche, disfrazado de marinero, dejé en la taberna todos mis objetos de uso personal y el pequeño fajo de hojas escritas por ambas caras. Vagué tres meses por Italia, volví á España, y un consejo de guerra me condenó á varios años de presidio. Estuve encerrado más de doce meses, sufriendo los rigores de una severidad intencionada y cruel.
Le causaba horror; mas por lo mismo volvió a mirar la aborrecida imagen, porque el odio tiene también sus embebecimientos. No bastaba destinar al fuego la cartulina. Era preciso descuartizar primero al reo. La marquesa rompió en menudos pedazos el retrato. ¡Cómo se reía entonces Beethoven! Su alegría era como la de Mephisto disfrazado de estudiante.
La desmembración exigida, el vilipendio de un vasallaje disfrazado, la dura actitud del vencedor, hicieron imposible la formación de un gobierno capaz de aceptar tales imposiciones. Actitudes semejantes traen obligaciones gravísimas; se necesita, para hacerlas fecundas, una rapidez de acción y una cantidad de elementos de que Chile no podía disponer.
Los güelfos y gibelinos de Génova se disputaban el dominio de su castillo, hasta que un Grimaldi disfrazado de monje entraba por sorpresa en su recinto, abriendo las puertas á sus amigos y haciendo para siempre del antiguo Puerto Hércules una propiedad de su familia. Ese fraile, espada en mano continuó don Marcos , es el que figura á ambos lados del escudo de Mónaco.
Es más viejo que los empleados de antes; no tiene el aire del steward abrochado hasta el mentón que acudía en tiempo de paz al sonido del timbre con un aire de gentleman venido á menos, de Ruy Blas que guarda su secreto. Más bien parece un obrero disfrazado con el uniforme de color castaña. Es robusto, cuadrado, con las manos rudas y el bigote canoso.
Pues era don Saturnino Bermúdez, doctor en teología, en ambos derechos, civil y canónico, licenciado en filosofía y letras y bachiller en ciencias: el autor ni más ni menos, de Vetusta Romana, Vetusta Goda, Vetusta Feudal, Vetusta Cristiana, y Vetusta Transformada, a tomo por Vetusta. Era él, que salía disfrazado de capa y sombrero flexible.
¡Ay de aquellos que no se han conocido, que se han engañado á sí mismos y han dejado torcerse á la naturaleza y falsificarse el carácter sin reparar en ello! Esos, cuando lo callado hable, cuando lo oculto salga, cuando lo disfrazado se descubra, serán víctimas de los más espantosos sufrimientos.
Este modo de discurrir a que me entregué cediendo a la fuerza de mis inveterados resabios de mal disfrazado egoísmo, resucitados en presencia de aquél, para mí, tan nuevo como aflictivo espectáculo, llegó a causarme cierto rubor.
El drama comienza entonces: vemos al Duque disfrazado que pasea de noche las calles y galantea á las beldades de su corte en sus ventanas; una dama, á quien da una serenata, le reconviene diciéndole que tales galanteos son censurables atendiendo á sus proyectos de matrimonio.
La última, con este objeto, tiene una conferencia con Don Fadrique, que es escuchada por Don Diego, amante de Doña Ana; pero por mala explicación ó por mala inteligencia, deduce de ella que se propone atraer por su cuenta al Marqués. Don Diego resuelve entonces, para vengarse de la infiel, entrar disfrazado en su casa, como si fuese el mismo Marqués, y ejecutar su propósito.
Palabra del Dia
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