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Actualizado: 16 de julio de 2025
Cuando yo no crea en la libertad, no creeré en nada, y seré el más despreciable de los hombres. Yo creo en la libertad que está en mi naturaleza, para que la manifieste en los actos particulares de mi vida. Yo, ciudadano de esta nación, tengo derecho á hacer las leyes que han de regirme; tengo derecho á reunirme con mis hermanos para elegir un legislador.
Ahora con la movilización en masa de los pueblos, había desaparecido el antiguo espía de oficio, despreciable y villano, que arrostraba la muerte por dinero. Sólo existían patriotas ganosos de trabajar por su país, unos con las armas en la mano, otros valiéndose de la astucia ó explotando las cualidades de su sexo. Ulises quedó desconcertado por esta teoría.
Entre todas estas cosas, se hallarían muchas muy grandes, consideradas en sí; pero al elegir entre ellas alguna que ofrecer á V. A., nada se hallaría, no sólo grande, pero ni aún digno de emplear vuestro Real ánimo, mayor que todo. Entonces lo más precioso parecería despreciable, la curiosidad, desaliño, la sutileza, tosquedad y barbaridad la erudición.
En cuanto a su caridad, practicaba la de su conveniencia, y nada más. Cualquiera dirá, enterado de estos datos, que, siendo don Raimundo un tipo moral despreciable, era un tipo social despreciado. Pues, ¡no, señor! Don Raimundo de Melo Portas e Azevedo era un hombre a quien se agasajaba y mimaba, como puede serlo, y en realidad no lo es, el varón de grandes y positivos méritos.
No obstante, cuando la injuria es despreciable, y el ofensor pobre, se contenta el ofendido, con solo castigarle en las espaldas con sus bolas de piedra. Si el ofensor es poderoso, le dejan, á menos que el cacique no medie, y le obligue á dar satisfaccion.
Con ese criterio la acción más noble y generosa resulta despreciable y lo mismo podrías pensar de otro maquinista que, al entrar con un tren rápido entre las quintas de Flores, vio un pequeño bulto en la vía, que a la distancia le pareció un perro; pero cuando estuvo casi encima, a pocos metros, vio que era una criatura, y sin tiempo material para parar la máquina pasó en dos brincos hasta el miriñaque y al llegar a la niñita, la levantó en alto con una mano, salvándola de una muerte segura.
Esto á primera vista parece una absurda extravagancia; pero si bien demostraremos luego la falsedad de esta opinion, es necesario hacer justicia no solo á la recta intencion de los que la han sostenido, y sanas explicaciones de que procuraban echar mano, sino tambien al motivo que los llevó á tal extremidad, que por cierto, aunque nada sólido, no es tampoco despreciable. El espacio es algo.
Donde decía: "Nada hay tan feo y despreciable como una joven altanera", ponía la discípula: "Nada hay tan ridículo y digno de risa como una vieja presumida". Alborotábase la miss, daba parte a D.ª Carmen, llamaba ésta a su hijastra, la reprendía dulcemente, y al verla triste y acongojada desarrugaba el ceño y la besaba cariñosamente. Y hasta otra.
¡Despreciable, hipócrita! exclamó Mathys . ¡Queréis ahorraros la confesión de vuestra falsía! Voy a arrancaros la careta, señora; lo sé todo. ¿Qué sabéis? Os lo ruego, hablad más claro, me hacéis temblar. ¿No le revelasteis a Marta el secreto del nacimiento de Elena? ¡Yo! ¡Qué idea tan insensata! ¿Cómo se me podría ocurrir perderme a mí misma?
Gonzalo quedó huérfano de padre y madre cuando no contaba ocho años de edad, dueño de una fortuna no despreciable, administrada por su tío y tutor don Melchor, en cuyo poder y guarda le dejó el padre al morir. Bien quisiera el viejo marino que su pupilo continuase la no interrumpida tradición del linaje de las Cuevas en cuanto a la carrera.
Palabra del Dia
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