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Actualizado: 24 de junio de 2025


Harto conocía yo también lo que acrecientan el natural despejo, lo que pulen, realzan y abrillantan la inteligencia de una mujer el trato de los hombres más notables por la ciencia, la lectura de buenos libros, el aspecto mismo de las florecientes ciudades con los monumentos y grandezas que contienen.

Cuando se aprovechaba una de estas coyunturas para darle unos sorbos de caldo o la «cucharada» medicinal que «le correspondía», tomábalo entre quejidos y balbucía protestas iracundas. Cerca del mediodía se despejó un poco y nos ponderó mucho lo mal que se encontraba. Llegó en esto Neluco, y ni por cortesía intentó convencerle de lo contrario.

La recaída de mi tío; el descenso de la temperatura, con el subsiguiente despejo de sendas y caminos, y la salsilla de «lo de ayer» llevaron a la cocinona aquella noche un gran golpe de tertulianos.

Pero no saltaron más que dos horquillas, y algunos pedacitos de carbón. «No tenier más». Siguió parloteando el ciego, y por las explicaciones que le dio del carácter y costumbres de la mujerona, pudo comprender que si se hubieran encontrado a esta en estado de normal despejo, les habría dado la peseta con sólo pedirla.

Vuelto el brigadier, tratamos de bajar á la capilla subterránea, como ya dije; pero se ofrecia una dificultad. El conserje nos manifestó que teniamos que esperar algun tiempo. El brigadier, que á su despejo natural, une la impaciencia del soldado, preguntó al conserje por qué razón teniamos que esperar el tiempo que decía.

No tengas cuidado. Las acciones son nominativas, y nadie más que puede disponer de su importe». Y como si el despejo de su inteligencia no hubiera tenido más objeto que permitirle aquella importante advertencia, en cuanto la hizo, la nube invadió otra vez toda la caja del cerebro, volvió a la risa infantil, y a preocuparse más de que la bola del bilboquet se pinchase en el palito que de todo lo que a su desgraciada amiga pudiera referirse.

Es risa oírle hablar de las mujeres como un hombre ya maduro; sacar el reloj como si tuviera que hacer; contar todas sus acciones del día como si pudieran importarle a alguien, pero con despejo, con soltura, con aire cansado y corrido.

Lo cierto es que su gentileza ya mencionada, su discreción, despejo y buen trato, se hicieron notorios en Jerusalén, y que las damas le ponían en las nubes. Hasta un no qué de torvo, de melancólico y de trágicamente distraído, que había en su lindo semblante, le hacía más grato a las damas.

Clara tiene trastornada la cabeza, y por eso quiere ser monja de repente. ¿Qué vocación ha de tener, cuando me consta que estaba, que está aún, enamorada de ese muchacho rondeño, con quien podría ser felicísima? Aquí hay algún misterio abominable. Algo se ha hecho para infundir el delirio en Clara y perturbar su natural despejo.

Todo eso es muy cierto, pero ¿qué quieren ustedes que hagamos? Si la Dirección nos hubiese remitido fondos, ya estarían satisfechos los dos meses.... Por de pronto se les ofrece a ustedes uno, y se les advierte que despejen el local en buen orden y sin ocasionar disturbios.... De lo contrario, la guardia va a proceder al despejo.... ¡La guardia!, ¡que nos la echen!, ¡que venga! ¡Acá la guardia!

Palabra del Dia

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