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Pero extraña era también, en las costumbres domésticas de Ángel, la visita al despacho de su padre a aquellas horas; y en ello convinieron don Santiago y su mujer con una mirada que cambiaron entre los dos, y que al propio tiempo quería decir: «¿qué diablos le pasará a este chico

Añaden que la duquesa de Gandía se fué á su casa mala, porque el rey pasó la noche en el cuarto de la reina. ¡Que pasó el rey la noche en el cuarto de la reina! dijo con la voz ligeramente afectada el padre Aliaga . No me ha dicho nada su majestad. Pues preguntádselo al duque de Lerma, que dicen pasó la noche rabiando en el despacho del rey dijo alegremente Alonso del Camino.

Eso, felizmente, nadie lo sabía; bueno era protegerle en su desgracia, pero no mostrarse con él. Si no voy a ir por la calle Florida, tiíta Silda, es para darle algo... y no quiero hacerlo delante de usted por no avergonzarle... En la esquina le despacho. Eso es otra cosa. Y levantando la voz, añadió: ¡Que les vaya bien!

Es verdad que abajo estaban las largas salas del oreo, y sus simétricos y pulcros estantes; el despacho del jefe, y el cuadro de las armas de España trabajadas con cigarros, orgullo de la Fábrica; los almacenes; las oficinas; pero también el lóbrego taller del desvenado y el espantoso taller de la picadura.

Decidida a hablar con su esposo, mandó preguntar si estaba en casa; y cuando la contestaron que el señor no había salido, se encaminó al despacho, donde encontró al duque hojeando el reglamento del Senado.

Pasemos a otro orden de ejercicios... El señor Ernesto Lucien sale de su alcoba y entra en su despacho. Como vive de una renta vitalicia de cincuenta mil francos, legados por un padre que ha reconocido así las bondades de la madre sin reconocer al hijo, el señor Ernesto Lucien no necesita trabajar en su despacho.

Después de la función, Amaury subió a otro coche de punto, y se hizo llevar a casa del señor de Avrigny. Los criados le aguardaban. Se dirigió al despacho de su antiguo tutor, llamó a la puerta y oyó una voz que le respondió desde adentro: ¿Eres , Amaury? El joven, después de responder afirmativamente, entró.

Don Luis permaneció en el despacho contemplando las cuartillas: «¡Si esto es un discurso! murmuraba. ¡Si no hay más que añadir al principio: Señores, y al final: He dicho! ¡Ah! , y algo de relleno; unos párrafos... mi consecuencia, la lealtad al gobierno, la libertad, el amor a las institucionesEra cosa resuelta; los taquígrafos tendrían que trabajar por causa suya.

Así que reconoscido muy bien la vuelta que habían tomado nuestras galeras y la caza que les daban los turcos, y que algunas venían á dar en tierra, recogimos los esquifes que tras iban con los tudescos y otras gentes á embarcarse, nos volvimos al fuerte. D. Álvaro de Sande. El Duque vino en tierra y despachó todo lo que tenía que tratar con el rey de Caruán, que era poco.

La expectación, la duda, la incertidumbre, se mantienen en el interior; los gobernadores mismos se pasan tres o cuatro meses sin recibir un despacho, sin saber sino de oídas lo que en Buenos Aires ocurre.