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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Llegó el día, moviose la gente del solariego caserón, púsose a su faena cada cual, apareció Nieves en escena a media mañana; y tan en su centro acostumbrado, en tan completa serenidad, tan semejante a misma la halló su padre, que sintió como remordimientos de haber caído en las aprensiones que le tenían sin sosiego veinticuatro horas hacía. «¡Ah, pícaras suspicacias! se decía viéndola trajinar y revolverse tranquila, descuidada y risueñaCondenadas flaquezas del meollo, que así arrastráis por los suelos los más hidalgos propósitos y las esperanzas mejor puestas!... Sin embargo añadió por final de su confiteor , no se ha perdido todo en esta batalla innoble y deshonrosa para , puesto que he sacado de ella una enseñanza que no se paga con dinero, ni con la mala noche que me ha costado... Porque la enseñanza queda, ¡vaya si queda, canástoles!... Porque lo que no ha sido, pudo, puede y podrá ser».

Con una voz balbuciente fué diciendo lo que se le ocurría, sin orden alguno, sin que una sola de sus palabras le recordase las frases que había cincelado horas antes. «Aún era tiempo... un poco de buena voluntad; los dos eran hombres de valor que habían hecho sus pruebas... No es deshonrosa una explicación en el último minutoSus palabras se perdieron en un silencio emocionante.

Para una joven que se respeta, es tan imposible casarse con un hombre que ha cometido una acción deshonrosa, como con un criado negro ó un esclavo chino. Sorege sonrió. Entreabrió los párpados y dijo con tranquilidad perfecta: ¿De qué se me acusa? Porque se me acusa de algo, no puedo dudarlo, y para justificarme es preciso que conozca las calumnias que se han inventado contra .

Don Rodrigo Calderón, trocado de vuestro paje en vuestro secretario, y engordado con vuestros secretos, y con los empleos que vende, y con la justicia que rompe, se hace fuerte y os domina; la guerra de los Países Bajos, funesta guerra de religión que ningún provecho ha podido nunca traer á España, se encrudece, se hace desastrosa, es más, injusta, deshonrosa, porque nuestros soldados sin pagas, se convierten en una plaga de Egipto, rompen la disciplina, y nuestros valientes tercios son vencidos en las Dunas, en Ostende, en el Brabante, en todas partes, á pesar de la pericia y del valor de Espínola.

Y yo me alegro de haber caído á pesar de mi orgullo... Pero, te lo confieso; aunque me haga feliz tu amor, tengo momentos en que soy muy desgraciada. No puedo olvidar la posición, no ya humilde, sino deshonrosa que ocupo en esta casa. Cada una de las muestras de respeto que prodigas á tu mujer en público es una saeta envenenada que viene á clavarse en mi corazón.

Ocupando aquella posición deshonrosa se creía honrada. Su cerebro estrecho no comprendía otra gloria que la de ser preferida por tal hombre. Bebía sus palabras y gestos y se embriagaba con ellos. Hallaba gracia y nobleza en los más prosaicos actos de su vida y prestaba tal importancia á sus gustos para vestir, comer ó dormir cual si fuesen preceptos de un código divino.

Palabra del Dia

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