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Actualizado: 29 de julio de 2025
Fué una casualidad dijo Margarita de Austria ; al venir nuestro joven á Madrid con esa triste carta de su tío, que acaba de leernos el padre Aliaga, vino naturalmente al alcázar á buscar á su otro tío; por un descuido de los maestresalas, perdido en el alcázar, se encontró en la galería obscura á donde corresponde la puerta del cuarto de doña Clara, y oyó voces de dos personas.
La pipa medio podrida arrimada al muro, como al descuido, los palos del espaldar roto formaban otra escala; aquella la veía todos los días veinte veces y hasta ahora no había reparado lo que era: ¡una escala!
Un hombre de setenta años, cuándo o dónde no había, o no ha caído en desuso este refrán, debe, o debía de tener su piel cubierta de más estratificaciones que nuestro globo. Si en este descuido de la materia, que hubo en los siglos pasados, es en lo que consiste el espiritualismo, se debe preferir ser materialista.
Pero, por parecerme que alguno no puede perseverar en el intento amoroso luengo tiempo, si no es sustentado de alguna esperanza, quiero atribuirme a mí la culpa de tu impertinencia, pues, sin duda, algún descuido mío ha sustentado tanto tiempo tu cuidado; y así, quiero castigarme y darme la pena que tu culpa merece.
Quien fuesen estos caballeros, ó de que familia de las muchas que en Cataluña hubo de este apellido. Montaner lo calla como de muchos otras que se hallaron en esta grande empresa, que ni aun escribió sus nombres; yerro por cierto, ó descuido muy notable, y de grandísimo perjuicio para las casas nobles que hoy permanecen en estos Reynos, cuyos pasados se hallaron en esta tan señalada expedicion.
Tuvo feliz despacho con tan poderoso intercesor su súplica, porque cayendo luego enfermo, le dieron, por descuido del enfermero, un remedio recetado para otros, el cual le redujo á los últimos períodos de la vida.
Al ver a Maltrana le dirigió una sonrisa de resignación, señalando al mismo tiempo con los ojos el término de la escalera, los salones, hacia los cuales marchaba siguiendo el fru-fru majestuoso de las faldas. Algunos pasajeros alemanes, vestidos de blanco con descuido matinal, subían a la cubierta de paseo y miraban un instante por las ventanas de los salones.
Entre la turba alegre de aquellas bellas orientales, y sobre los almohadones de damasco, se hallaba María o Zaida, como la nombraban los moriscos celosos, y que miraban en ella un vástago de sus pasados reyes. María sola descuidó el afeite de sus ojos, ya por despreciarlo como ocioso, o porque fiase más en el poderío de los suyos.
Francisco, como dije, la atraviesa, Y en Lima dió rebate al de Toledo: El descuido no dió lugar á priesa; Causò tambien su parte el grave miedo De aquella gran desdicha tan aviesa: Si lo que se sonaba decir puedo, Francisco all
Tenian todos por cierto, que en viendo los Turcos al emperador Miguel, y el fausto y vanidad de los cortesanos, se rendirían; y fué tanto el descuido de los Griegos, que como si fueran á caza vinieron la vuelta de los Turcos, sin ordenar esquadrones, olvidados de todo punto del manejo ordinario de la guerra, ó fuese por ignorancia, ó por parecerles inútil qualquier prevencion para tan poca gentes.
Palabra del Dia
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