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Actualizado: 9 de junio de 2025
Además, con cualquier apellido es posible la vida. La aristocracia, bien mirada, es lo mismo que la democracia. Todo surge de la nada y vuelve a la nada, misia Melchora. Pero mientras se vive, conviene ser alguien en el mundo. Nacemos, sufrimos, morimos y nos olvidan. He ahí todo. El resto es espuma, aire, humo, ruido. Pero, Inesita es alguien. Y si no, pregúnteselo usted a su nieto.
El espíritu democrático del mundo entero se alzó contra el Imperio. Este triunfo de la democracia empieza á verse por todas partes. «Ya no queda un solo emperador en Europa sigue pensando . Los Imperios vencidos quieren ser repúblicas. Todos los reyes olvidan á sus abuelos de derecho divino y pretenden hacerse perdonar su corona imitando la vida simple de un presidente.»
Incorporada á la Confederacion suiza al caer Napoleon, la república ginebrina continuó su antigua marcha, regida por instituciones que se alejaban bastante de la democracia y de la tolerancia religiosa. La huella de Calvino habia quedado profundamente marcada en la Aténas del protestantismo reformado.
Esa coexistencia política y social del catolicismo, que tiende hácia la democracia pero se ha complicado con jerarquías é instituciones viciosas, y del calvinismo, que no admite jerarquías y hace del pastor un ciudadano padre de familia y de libre eleccion y responsabilidad; esa coexistencia, digo, ha debido equilibrar las fuerzas de las dos comuniones, depurarlas por la emulacion, armonizarlas por el contacto íntimo y necesario, y conducirlas á un régimen de conciliacion ó transaccion, cual es el de la república representativa.
Entre los infinitos hechos que nos ofrece esta incansable sociedad, elegirémos únicamente uno: el pauperismo: esto es, la pobreza como hecho social, como manifestacion pública. El actual emperador dijo: el cristianismo abolió la esclavitud; la democracia francesa abolió el pauperismo. Esto dijo el Emperador; pero su dicho no pasó á ser realidad en la práctica.
Naturalmente, los locales exageraban la nota, recargaban el cuadro; sus títulos acostumbraban ser por este estilo: El Vigilante Federal, órgano de la democracia republicana federal-unionista; El Representante de la Juventud Democrática; El Faro Salvador del Pueblo Libre.
Comprendiendo, sin embargo, con profunda intuición, el sublime destino que el cielo le había designado, cantaba, como los vates y semidioses de la antigüedad, todo lo que se ofrecía a su vista, la paz y la guerra, la democracia y los señoríos, la religión y el libre pensamiento.
Piensa, pues, el maestro que una alta preocupación por los intereses ideales de la especie es opuesta del todo al espíritu de la democracia. Piensa que la concepción de la vida, en una sociedad donde ese espíritu domine, se ajustará progresivamente a la exclusiva persecución del bienestar material como beneficio propagable al mayor número de personas.
Nosotros vamos á predicar la democracia; vamos á proclamar la soberanía suprema, absoluta del pueblo, á combatir el trono y á señalar los que en la gran purificación que se prepara deben ser arrancados de raíz, exterminados y concluidos. Tu vendrás á nuestro club, ¿no es verdad? Veremos contestó Lázaro muy preocupado.
El porvenir sintetizará ambas sugestiones del pasado en una fórmula inmortal. La democracia entonces habrá triunfado definitivamente.
Palabra del Dia
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