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Ese vástago degenerado podría con el mismo derecho ser un rascador de violín." ¡Tales son los elogios que me prodigan mis abuelos al través del océano de los años! Y á pesar de su desdén, es innegable que en hay muchos de los rasgos característicos de su naturaleza.

Es muy débil; la enfermedad le asalta en toda clase de formas. Le dan ataques cuando lo contrarían... Es el hijo de él: un hijo de padre degenerado. Las lágrimas asomaban a sus párpados, pero una resolución enérgica sucedía a este desaliento. ¿Quién podía adivinar qué rehabilitaciones morales la esperaban a ella en una vida nueva al otro lado del Océano?

La resolución repugnante de un padre de disfrazarse de verdugo para dar muerte á su hijo degenerado, es un hecho que, por solo, subleva el ánimo en vez de conmoverlo, y más aún si atendemos á la manera con que se presenta.

Lo compraba por resmas en un almacén de la calle de las Infantas. El dueño de este almacén solía decir burlando que la señora de Escudero le consumía tanto como una imprenta. Otro de los asuntos que dio origen a algunos disturbios domésticos que hubieran degenerado en graves conflagraciones si uno de los bandos no hubiese operado una prudente retirada, fue el de las invitaciones.

El pleito, con el hábito de venganza que ella sopló sobre él, encendióse de un modo imponente. Llegó a ser en Madrid un acontecimiento público. Acerca de la locura del duque hubo pareceres encontrados de los médicos más insignes, españoles y extranjeros. Los unos le ponían de idiota, degenerado y embrutecido que no había por dónde cogerlo.

El mundo estaba en santa tranquilidad cuando el buque se alejó de tierra. Sólo en Méjico blancos y mestizos se exterminaban revolucionariamente, para que nadie pudiese creer que el hombre es un animal degenerado por la paz. Los pueblos demostraban en el resto del planeta una cordura extraordinaria.

El arte gótico, tal vez por haber comenzado en nuestro suelo mas tarde, no habia degenerado aun como en Francia, no se hallaba reducido á la rutina de los oficios, ni le faltaban profesores que le ejerciesen con dignidad é independencia.

Al hacer aquel acto de caridad, Silas sintió por primera vez, desde su llegada a Raveloe, un sentimiento que, al unir su vida presente a su vida pasada, hubiera podido comenzar a librarlo de aquella especie de existencia de insecto, en que su naturaleza había degenerado.

Fermín le temía sin odiarle. Veía en él un enfermo, «un degenerado», capaz de los mayores extravagancias por su exaltación religiosa. Para Dupont, el amo lo era por derecho divino, como los antiguos reyes. Dios quería que existiesen pobres y ricos, y los de abajo debían obedecer a los de arriba, porque así lo ordenaba una jerarquía social de origen celeste.