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Actualizado: 23 de junio de 2025


No era menos curiosa la indumentaria de esta pillería que sus figuras.

La niña la recibió curiosa y gravemente. Al contemplarla el maestro un día, creyó notar en sus redondas mejillas encarnadas y mansos ojos azules, un ligero parecido a Sofía.

La carta, que iba fechada en la Corte de Tenday á 26 de Octubre de 1613, es en extremo curiosa y en ella hay párrafos como éste dirigido á la ciudad, según la traducción.

Apretábase el seno hasta hacerse daño; subía el cuello de los vestidos contra las prescripciones de la moda; no se mudaba la camisa sino a oscuras, y cuando no tenía los guantes puestos jamás daba la mano a un hombre. La historia de su casamiento fue verdaderamente curiosa, llena de incidentes cómicos que se repitieron durante mucho tiempo por la ciudad.

Esta veleidad infatigable está reflejada en casi todos los edificios públicos, en el Luxemburgo tambien, y por esto dije que tiene una historia curiosa y picante. Roberto Harlay de Sancy construyó un edificio, en el terreno que hoy se llama Jardin de Luxemburgo, hácia el año de 1550, y probablemente aquella fábrica se denominaria Hotel de Harlay.

Su estatura y su elegancia era lo único que la hacía destacar sobre la muchedumbre. Y bajo la curiosa y ávida mirada de todo el mercado, Rafael sonreía frente a ella, admirándola fresca, sonrosada, con la viveza de la ablución matinal, esparciendo un perfume indefinible de carne sana y fuerte que embriagaba al joven.

Pero era curiosa, y abrió las orejas cuanto pudo, a fin de no perder sílaba de una lectura tan poco común. Qué asombrados se quedarían los aiglemonteses si tuvieran noticias de una correspondencia escandalosa como ésta... dijo, todavía, antes de callarse definitivamente. Se trata de un secreto entre nosotras hizo observar la de Ribert, y cuento con la discreción de usted, Francisca.

La corta avenida era un atajo cada vez más frecuentado, y todos los transeuntes lanzaban al pasar una mirada curiosa sobre la señora elegante y su compañero, sentados al amparo de un grupo de vegetación, con el aspecto encogido y falsamente natural de las personas que desean ocultarse y fingen al mismo tiempo una actitud despreocupada. ¡Qué fastidio! gimió Margarita . Nos van á sorprender.

Las atenciones de la de Oreve ganaban a sus ojos con estar adornadas de alhajas, de sedas y de encajes y hasta su título de Marquesa tenía como un perfume de polvos «a la maréchale» que le hacían retroceder un siglo, lo que gustaba a su imaginación curiosa del pasado.

Sin otra preocupación que la salud y los actos de Rafael, y ayudada por el chismorreo de una ciudad curiosa, nada hacía su hijo que no lo supiera a las pocas horas. Hasta tenía noticias, por una indiscreción de Cupido, de aquel arriesgado viaje de noche y a través de los peligros de la inundación, para ir a presentarse a la cómica, como ella decía con rabioso acento de desprecio.

Palabra del Dia

rigoleto

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