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Actualizado: 2 de julio de 2025


La varia direccion de los valles ó las abras que se inclinan hácia la cuenca del lago determina las mas diversas y aun opuestas corrientes de vientos, lo que unido á la composicion abrupta y rocallosa de todo el lecho, produce las mas violentas borrascas, que se repiten con frecuencia y a veces súbitamente.

Según avanzaba hacia El Moral, las cualidades marineras de la brisa fueron sobrepujando a las terrestres: se hizo más intensa, llegando hasta soplar con violencia en algunos parajes, cuando las falúas pasaban frente a alguna cañada formada por las colinas o lomas que cerraban la cuenca de la ría.

7 La conquista de Cuenca y primera dedicación de la Virgen del Sagrario, de D. Pedro Rosete. 8 La hechicera del cielo, de Antonio de Nanclares. 9 La razón hace dichosos, de tres ingenios. 10 Amar sin ver, de D. Antonio Martínez. 11 La Margarita preciosa, de Zavaleta, Cáncer y Calderón. 12 El más heróico silencio, de D. Antonio Cardona. 1 Los españoles en Chile, de D. Francisco González de Bustos.

Veo la elevada cordillera de estas que rodea toda la llanura, y que hace de ella una vasta cuenca, donde no se divisa mas salida que por la parte del sud, y una que otra quebradura que parece rasgar en algunos puntos la grandiosa muralla alzada por la naturaleza.

La parte central del cuerpo de la cruz es determinada por otra cuenca de muy distinta direccion, casi cerrada por dos estrechos, que tiene el nombre particular de lago de Buochs, y recibe en su extremo superior las aguas del Muotta, y hácia el N.-O. las del Aa inferior.

Mirándola detenidamente, movía la cabeza. En nada, en nada se parece.... El señor es moreno y flaco, tiene narizona y le hacen cuenca los ojos; esta chiquilla es blanca como los nácares, tiene placenteros los ojos castaños y lozano el personal...; en nada se le parece. Y la buena mujer se quedó sumida en sus perplejidades y enamorada de la niña.

Los contratistas de Gallarta, al reunirse por las noches con el doctor Aresti, hablaban de los síntomas de rebelión en las aldeas de la cuenca minera. En la Arboleda los peones clamaban contra las cantinas, afirmando que los capataces eran los verdaderos dueños, y que el obrero que no se surtía de víveres en ellas era despedido del trabajo.

Más allá de las minas inmediatas sonaron nuevas detonaciones, y luego otras más lejanas, estremeciéndose toda la cuenca minera con un incesante cañoneo como si tronasen baterías ocultas en todos los repliegues y cúspides de los montes.

Es decir, que el Baldío y Yuste tienen un mismo horizonte y están incluídos en la misma cuenca general del terreno, por cuyo fondo corre mansamente el Tiétar, navegable en aquella región, y tan grandioso y opulento como el propio Tajo, á quien poco después rinde vasallaje.

Y mientras llegaba el momento de la rebeldía, los representantes del partido en la cuenca minera, que eran en su mayoría taberneros, derramaban en la irritada masa el consuelo del alcohol y de las teorías revolucionarias. El Milord, en la tertulia de los contratistas, hablaba, con alarma, de los pinches de las minas.

Palabra del Dia

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