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Actualizado: 22 de junio de 2025
Nadie recuerda cuando nació Pepay ni quién la bautizo, pero todos saben es sobrina de su tía. Tan luego empezó á balbucear en la Cuaresma las dos mil mangas que empiezan con manga Pilatos, y concluyen con manga celestial, Pepay pasó del bullicio de la casa al recogimiento del beaterio. Allí aprendió á leer y escribir, y en estos progresos murió la tía. La pensión dejo de pagarse.
Pepe la había festejado bastante en los últimos días. Comenzó a inquietarse. Al fin, ella misma vino hacia él. No ha estado usted anoche en el Real. ¿Guarda usted la Cuaresma? ¡Oh, no! dijo riendo el joven . Es que me dolía un poco la cabeza y me acosté temprano. ¡Claro! ¿qué había de suceder? Por la tarde montaba usted un caballo que no cesaba de saltar.
La cuaresma pasó con su semana santa, con su cortejo de procesiones y ceremonias, sin más novedad que un misterioso motin de los artilleros, cuya causa jamás se llegó á divulgar.
Al aproximarse la cuaresma el indio de Tayabas se prepara á despedirse de comer carne, con las fiestas de lapasan, las que siempre se celebran en las sementeras. Si los que las dan son ricos, asiste la música; si no lo son, la guitarra, las voces y las palmas la sustituyen.
Pocos días después, a las once de la mañana de un viernes de Cuaresma, el salvaje más elegante de Madrid salía de un sueño tranquilo y profundo con el firme propósito de casarse con la hija de Calderón.
Con todo, comía carne durante la Cuaresma menos el Viernes santo, no se confesaba jamás, no creía en milagros ni en la infalibilidad del Papa y cuando oía misa, se iba á la de diez ó á la más corta, la misa de tropa.
El liza en su figura, tamaño y gusto, parece á nuestra marcarela pero no tiene tan buen color, ni es tan delgado hácia la cola. Este pescado no pasa del Rio de la Plata, en cuya boca, y en tiempo de avenidas, se encuentran millares. Solo algunas veces suelen entrar con los novilunios y plenilunios en el rio Saladillo; donde una noche en dos ó tres redadas, saqué bastante porcion para mi y mis compañeros para toda una cuaresma. El sábado y boga son semejantes
Le daba lástima de aquel hijo que enfermo, triste, tal vez desesperado, iba por ella a continuar la historia de su grandeza, de sus ganancias; iba a rescatar el crédito perdido buscando un milagro de los más sonados, de los más eficaces y provechosos, un milagro de conversión. «Era un héroe». «¡Cuánto había padecido durante aquella cuaresma!». Ella, doña Paula, había acabado por adivinar que su hijo y la Regenta no se veían ya; habían reñido por lo visto.
¡Mardito! ¡Arrastrao! ¡Mala escopetá le peguen, señó Rafaé, en sus entrañas renegrísimas!... Se detuvo un instante en sus maldiciones, viendo que éstas servían de regocijo al aperador, y añadió con maligna intención: Premita Dió que cuando vaya su mersé a la viña de don Pablo, la gachí le resiba con cara de cuaresma. Rafael ya no reía.
No, no habían traído nada. La cuaresma había pasado así, había comenzado la semana de Dolores, estaba concluyendo... y nada. «Debe de ser de ella», pensó doña Paula cuando vio el papel que presentó Teresina. Sintió ira y placer a un tiempo. El Magistral sentía en los oídos huracanes. Temía caerse. Pero estaba dispuesto a salir.
Palabra del Dia
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