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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Una doncella honrada y modesta debe mirar a todo galán como la buena crianza le aconseja, para no aparecer grosera, con el afecto general que siente o debe sentir por todo prójimo, y con la debida circunspección, para que el galán no interprete mal su benevolencia y se las prometa felices.

Y a los que así no lo hiciesen, si siendo amonestados y reprendidos no cumplían como debían, se les pudiera privar del dominio de sus hijos, como incapaces de darles educación, y a los que les diesen la crianza, aplicación y asistencia de vida, se les dejase libremente disponer de ellos.

Y una vez encontró á un querubín pequeñito, de cara mofletuda, que le respondió: , señora. Su Divina Majestad ha contestado algo. Al darle yo su recado, me dijo: «¿Pero es que ese par de sinvergüenzas viven todavía?...» Eva sólo quiso ver en tales palabras una broma de niño falto de buena crianza. Juzgaba imposible que el Señor hubiera dicho esto.

Andaba yo deseosa y temerosa a la vez de que él me hablase; deseosa por hallarle tan de mi gusto, y temerosa porque si él me hubiese dirigido la palabra sin conocerme, sin la previa y debida presentación, hubiera tenido yo que atribuirlo a mala crianza o a falta de respeto. Parece providencial lo que ha ocurrido. El cielo ha premiado mi piedad y lo mucho que quería yo a mi abuela. Era una santa.

Lo mismo que hemos dicho de los padres ha de entenderse de todos los que se hallan al rededor de los niños; y es bien cierto, que los padres que no pondrán cuidado en la familia, y en el buen exemplo de sus domésticos, nunca lograrán buena crianza en sus hijos.

Después vino la crianza y cuidado de su sobrinito, que le dieron esa distracción tan saludable para las desazones del alma. Torquemada y los negocios ayudáronla también a entretener su existencia y a conllevar su dolor... Pasó tiempo, ganó dinero, y lentamente vino la situación en que la he descrito.

Además de eso, ¿no han desterrado al conde de Lemos porque había llevado una noche al príncipe de Asturias á casa de una de las queridas de don Rodrigo Calderón? ¿No han apartado de la crianza del príncipe á don Baltasar de Zúñiga, porque daba demasiado gusto á su alteza, y no han sacado también al duque de Uceda del cuarto del príncipe, sin duda porque han sabido que le traía aquí para que desde bien temprano se acostumbrase á las favoritas?

¿Quien vido bizarria y gentileza, Crianza, policìa y buen donaire De galanes, y damas tal belleza, Postrada por el suelo con desaire? Al fin todo este mundo, y su braveza, Su vana presumpcion, es humo y aire, Y todo es burlería prestamente, Sino servir á Dios Omnipotente.

No se juzgó conde aristocrático y soberbio, sino estudiantillo novato o alférez recién salido de la escuela. Mas, a pesar de sus juiciosas reflexiones, el Conde fué en pos de aquellas mujeres, y hasta formó el propósito de hablarles en cuanto saliesen del jardín, a fin de que, en el caso de un sofión, que harto le merecía por su vulgar mala crianza, no le viesen sujetos que lo pudieran contar.

En este interesante periodo de la crianza del heredero, desde el 45 para acá, sufrió la casa de Santa Cruz la transformación impuesta por los tiempos, y que fue puramente externa, continuando inalterada en lo esencial.

Palabra del Dia

hociquea

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