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Actualizado: 3 de junio de 2025
Primeramente, tribus miserables y escasas vagaban por las costas, buscando el alimento de los crustáceos arrojados por las olas: una vida semejante á la de los pueblos rudimentarios que Ferragut había visto en las islas del Pacífico.
En las costas del Perú y de Bolivia, donde el agua pura es muy rara, miran frecuentemente con desesperación la vasta extensión de las ondas saladas. La tierra árida tiene un color amarillo, el cielo es azul ó de un color de acero.
Henrique Morgan, el de 1669, Carlos Henrique Clarke, el de 1670; y el de 1680, Bartolomé Charps, Juan Guarlen, y Eduardo Valmen saquearon los puertos y lugares abiertos de las costas del Perú y Chile.
Vamos, pues, si podemos, á exponer de una manera compendiosa su argumento. El Infante portugués Don Fernando, gran maestre de la orden de Avis, desembarca, con su hermano Enrique y un ejército, en las costas de Africa.
La bahia y la ciudad de San-Thomas. Una noche poética. El vapor Paraná. Grupos sociales. Escenas á bordo. Una ceremonia fúnebre. Temporales. Las costas de Inglaterra. El 13 de febrero estaba yo desde muy temprano sobre el puente del paquebote.
Se embarcaron hombres, mujeres y niños en un buque inglés; pero un temporal lo volvió de nuevo a las costas de Mallorca, y los fugitivos fueron presos.
Sin entrar en razones quiero y mando que queden suprimidos los carabineros de costas y fronteras, y se reorganice el antiguo resguardo: quedando todos los fondos a disposición del excelentísimo señor Cuadrado». Yo el Emperador. Al ministro de la Guerra Cuadrado.
Empezó entonces la discordia entre el cabildo y el prelado: el cabildo apeló á Toledo; durante la apelacion interpuesta no se observaba el entredicho, y esto hizo temer á algunos prebendados que impetrándoles en Roma las prebendas, se movieran muchos y costosos pleitos, y así determinaron que si alguno fuese molestado por esta razon, todos le amparasen y defendiesen en los tribunales contribuyendo á las costas que se causáran.
De los autos dedujo el virrey que todo era calumnia, y mandó poner en libertad al preso, autorizándolo para volver a Quito y dándole seis meses de plazo para que sublevase el territorio; entendiéndose que si no lo conseguía, pagarían los delatores las costas del proceso y los perjuicios sufridos por el caballero. ¡Hábil manera de castigar envidiosos y denunciantes infames!
Los Tehuelches, que habia desde el levante al poniente del rio de los Sauces, donde aun hoy dia habitan, confinan por el nord-este con los Checheheches, y por el este con un gran desierto, que empieza á cerca de 40 leguas de la boca del Rio Negro hácia el sur, y se extiende casi hasta el estrecho de Magallanes: por el poniente lindan con los Guilliches, que habitan las costas de Chiloé, y se extienden á 44 grados de latitud meridional.
Palabra del Dia
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