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Actualizado: 7 de noviembre de 2025
En el Estado, el espíritu de disciplina pertenece al orden de los sentimientos interesados, pues sin disciplina no cabe conveniencia mutua. En la Iglesia, el espíritu de disciplina se engendra en el ámbito de los afectos generosos; es la voluntad de sacrificio.
Grandes exclamaciones de sorpresa por una y otra parte: las obligadas frases de admiración sobre el magnífico cuadro que se desarrollaba ante nuestros ojos... y luego, cumplidas las reglas de urbanidad, pensé en mi conveniencia, e hice conocer mis deseos de ser presentado a la señorita Cecilia. ¡Señorita!... repitió la Vizcondesa con asombro: Cecilia está casada. ¿Cómo así? repuse.
Melchor insistió tenazmente en la conveniencia de vencer los dolores que sentían y volver a repetir la prueba del día anterior; pero toda dialéctica resultó estéril: «No puedo moverme.» «Me duele todo el cuerpo.» «No puedo darme vuelta» contestaban. Mañana será peor, levántense, no sean maulas. Convénzanse de que a esos dolores, «como a todos», se les domina y vence con un poco de voluntad.
Era Simón de voz sonora, reposado en el hablar, de palabra rebuscada y frase difícil; pobre de imaginación, por ende, y no muy sutil de entendimiento; muy aficionado a perorar, y liberal de conveniencia, si es que tenía alguna opinión política.
Que la Razon de Estado nunca se midió a medida de ynterés, sino de conveniencia. Daño que corren Reyes que posseen dentro de vn cerco su grandeza. Con otro segundo, que tengan por Estado el dinero. Contrario effecto obra en los Reyes que tienen varios Reinos, y de varias naciones, que tengan por Estado a los hombres y no el dinero; pues más Reynos se perdieron por falta de hombres que de dinero.
Quizá al Papa actual, o al que le suceda, se le ocurrirá amenguar, tal vez suprimir, esta obligación. El Estado es una comunidad material que se mantiene por la mutua conveniencia, y la Iglesia una comunidad espiritual que se sustenta por el mutuo amor. Por lo tanto, el espíritu de disciplina de la Iglesia es de naturaleza distinta del espíritu de disciplina del Estado.
Como el portero del hotel no podía decir más, el padre, una vez pasada la primera impresión de sorpresa, pensó en la conveniencia de visitar la casa consignataria. Tal vez allí le diesen otras noticias. La guerra era lo único interesante para los de esta oficina. Pero Ferragut, dueño de buque y antiguo cliente, fué guiado por el director hasta dar con los empleados que habían recibido á Esteban.
Es lógico pensar que las obligaciones anejas a los cargos que Velázquez desempeñaba en la servidumbre de Palacio no le dejarían mucho tiempo para aceptar encargos de particulares, suponiendo que el Rey se lo tolerase: pero era natural que por conveniencia o amistad hiciera otros retratos: de éstos se conservan varios, siendo los principales los siguientes.
Cuyo pensamiento, apoyado con el ejemplar de la traslacion hecha de la poblacion que habia en las Islas Malvinas á la bahia de San Julian, es un argumento eficaz de la conveniencia, y aun necesidad que hay de que se verifique la traslacion que propone D. Manuel de Orejuela.
A nadie contrariaba; con nadie reñía; tenía el talento de saber callar, siempre temeroso de que le conocieran, empeñado en ser un arcano para todos, sonriendo, poniendo paz, tratando de conciliar sus deseos y sus malas pasiones con los preceptos de la moral más severa, el cumplimiento de la ley divina con la utilidad y conveniencia propias.
Palabra del Dia
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