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Actualizado: 20 de julio de 2025
Eso lo discutiremos después. Ni veo qué tenga esto que ver con esos contrastes a que ustedes se refieren. Lo que nosotros no vemos es la razón para llamar a usted «Pampita». Muy justa: ¡sí lo soy! yo he nacido aquí... en plena Pampa, y desde chica me dicen así.
Así, instantáneamente se pasa de la vegetación risueña á la melancólica, y de la tersa llanura á los planos inclinados y á las sinuosidades profundas. La noche se acercaba cuando descendí en Alcudia del tren del ferrocarril. Despues de aquellos contrastes puramente materiales iba á conocer otros de carácter social muy interesantes.
Todo el mundo se estrecha, se codea, se pone en prensa y estrangula, resultando de la confusion y los apuros los mas curiosos contrastes en los mil grupos que se agitan entre aquellos desfiladeros.
Al poniente descuellan en sus marcos rocallosos y de sombría vegetacion los distritos de Buochs y Beggenried; al este, Gersau, villa del canton de Schwyz cuya historia política es una de las curiosidades de Suiza. Donde quiera las montañas ofrecen los mas bellos contrastes, sea por sus formaciones geológicas, sea por su vegetacion.
Y después, cuando nos imaginamos que vivimos con los moros y que asistimos á las escenas de su vida, como en El hijo de Reduán, en El bastardo Mudarra, etc., ¡cuánto fuego y pompa oriental, qué gradación de colores tan voluptuosa, qué efectos en los contrastes de ostentoso orgullo y de sensualismo, por una parte, y cuánta sencillez y cuánta fuerza, por otra!
Pero suelen ofrecerse en el mundo estos singulares contrastes: basta recordar que durante la revolución francesa, cuando funcionaba la guillotina sin descanso, se representaban en los teatros de París los más suaves y tiernos idilios.
Aunque la experiencia de estos sucesos dieron á los sábios Ministros, que con tanta gloria de la nacion dirigen la monarquia, las luces y conocimientos, para que no llegasen á tener tan desgraciado fin estos últimos establecimientos de las Bahías sin Fondo y San Julian, no por eso han podido libertarse de iguales contrastes, que al fin lograron reducirlos á un estenuado esqueleto de la corta poblacion del Rio Negro.
Su orgullo les hace mirar como animales á sus semejantes que rodean la carroza, hambrientos, agotados de fatiga, degradados por todos los vicios y luego pisoteados en las grandes calles por los caballos que tiran la envidiada carroza. ¡Engaño miserable del orgullo! Esa turba macilenta y enhambrecida ve pasar á los poderosos con un sentimiento de odio profundo que los contrastes envenenan.
No es que busco contrastes imaginarios, recuerdo la sensación que hizo nacer en mi ánimo, en semejante circunstancia, en semejante hora, en semejante lugar, la vista de aquellos jóvenes, vestidos de luto y ya en todo semejantes a viudos.
Es curioso tambien, en el trayecto, el pueblo de Villacañas, correspondiente al país de Don Quijote. Esta singular arquitectura de la miseria no es rara en España, y en ninguna parte interesa tanto como en uno de los barrios de Granada. A su tiempo descubriré ese curioso pormenor. La travesía de la Nueva Castilla continuaba la serie de contrastes que yo iba observando.
Palabra del Dia
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