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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Bien sabe usted lo que le espera al alumno que se pone delante de un profesor: usted mismo, con todo su amor á la justicia, con todos sus buenos sentimientos, ha estado conteniéndose á duras penas cuando yo le decía amargas verdades, ¡usted mismo, P. Fernandez! ¿Qué bienes ha sacado el que entre nosotros quiso sembrar otras ideas?
Ana: yo sí que te recogería a ti, con tu raíz, como una flor, y en aquel gran vaso indio que hay en mi mesa de escribir, te tendría perpetuamente, para que nunca se me desconsolase el alma. Juan dijo Lucía, como a la vez conteniéndose y levantándose : ¿quieres venir a oír el «M'odi tu» que me trajiste el sábado? ¡No lo has oído todavía!
Margarita rompió a reír, conteniéndose a duras penas, y la condesa, no obstante su preocupación, viose forzada también a soltar la risa, añadiendo a media voz: Con tal que no nos mande a la kermesse este utensilio...
Los hidalgos dicen que, no conteniéndose vuestra merced en los límites de la hidalguía, se ha puesto don y se ha arremetido a caballero con cuatro cepas y dos yugadas de tierra y con un trapo atrás y otro adelante.
¡Oh! ¡le ama! exclamó el bufón. ¡Que se case con otra!... sí, sí, todo puede suceder... pero por ahora... Puede ser que ame á otra. ¡Que ame! ¡es que me avisáis! dijo Dorotea conteniéndose pero temblando ; ¿es verdad que ama á otra mujer? ¿será verdad lo de la reina? No; lo de la reina, no; pero el señor Juan Montiño tiene amores en palacio. ¿Y con quién? Con doña Clara Soldevilla.
Maldonado, que estaba ya desabrido con ella desde la frase de la tarde, se puso encendido. Conteniéndose a duras penas le dijo con voz ronca: Lo que te prevengo seriamente es que no vuelvas a ocuparte delante de mí de esa niña.... Amparo le miró fijamente con aire de desafío. ¿Y por qué, rico mío?
La presencia de doña Manuela y Leocadia evitó una cosa horrible; Pepe, conteniéndose al mirarlas, se limitó a decir a su hermano, con la voz engañosamente tranquila, pero llena de energía: ¡Vete! Soy capaz de matarte. Lo creo repuso el cura, procurando aparentar serenidad y dirigiéndose hacia su cuarto muy despacio. ¡No! le gritó Pepe ¡no, infame; a tu cuarto no, a la calle!
Palabra del Dia
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