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Actualizado: 12 de junio de 2025


Mas no todo salió a gusto del deán, y como aún faltaban por decorar las cuatro pechinas formadas por los arcos del crucero, se deshizo de los artistas que hasta entonces trabajaron en la iglesia, y buscó uno capaz, a juicio suyo, de concebir y ejecutar maravillas. El pintor en quien se fijó era hombre de extraordinario mérito.

En el sistema de los panteistas no solo no hay multiplicidad de seres, sino que es imposible que la haya; ¿por qué pues habrá en nuestro entendimiento este vicio radical que nos induce por necesidad á concebir posible la multiplicidad de cosas, cuando esta multiplicidad es absurda? ¿por qué este defecto ideal se hallará confirmado por la experiencia, la cual tambien por necesidad nos induce á creer que hay muchas cosas distintas?

Si esta condicion desaparece, desaparecerá tambien todo valor, todo sentido, esto es, toda relacion al objeto, y con ningun ejemplo se puede hacer concebir cuál es el objeto propio de estos conceptos. Segun él, la analítica trascendental hace ver que el entendimiento no puede traspasar jamás los límites de la sensibilidad, únicos en que nos son dados los objetos en intuicion sensible.

Precisa llevar en las venas sangre británica para concebir un refinamiento tan monstruoso de la soberbia. Cuando Osorio tuvo conocimiento de la resolución de su ex novia, se enfureció atrozmente; declaró con arrogancia que antes que pasar por tal humillación le harían cachos. No se volvió, pues, a hablar del asunto. Siguieron las cosas como antes.

El vicio se transformaba en desorden vergonzoso, en pasión desenfrenada, como suele acaecer a los viejos y a los niños viciosos. Amparo dió con él en esta última etapa y logró apoderarse de su voluntad sin premeditación. Era demasiado necia para concebir un plan y seguirlo.

El día que pasaron la cordillera hubo una escena patética. Era preciso deponer las armas; no había forma de hacer concebir a los indios que había países donde no era permitido andar con la lanza en la mano.

Si Pepita ha desairado todo esto, ¿cómo ha de fijarse ahora en y ha de concebir el diabólico deseo y más diabólico proyecto de turbar la paz de mi alma, de hacerme abandonar mi vocación, tal vez de perderme? No, no es posible. Yo creo buena a Pepita, y a , lo digo sin mentida modestia, me creo insignificante.

Don Marcelo creyó entrever una novela del pasado del conde. Aquel húsar era indudablemente un hijo natural. Su simplicidad no podía concebir otra cosa. Sólo en su ternura era un padre capaz de hablar así... Y casi se sintió contagiado por esta ternura. Aquí dió fin la entrevista. El guerrero le había vuelto la espalda, saliendo del dormitorio, como si desease ocultar sus emociones.

¡Pero, hombre de Dios! ¿Sabe V. por ventura obstetricia? ¡A qué me importa la obstetricia! Lo que le a V. decir, es que una mujer puede concebir de un animal, y que está probado. ¡Cómo ha de estar probado semejante disparate! Dispénseme V., D. Agustín, dispénseme V.; no es un disparate, ni mucho menos. Hay un médico alemán llamado Grotte... No conozco semejante médico.

Usted no lo conocerá; pero el que V. no lo conozca, no prueba nada... Digo, que Grotte, que es el médico de más reputación que existe en Alemania, y que ha escrito infinidad de libros, afirma terminantemente que una mujer puede concebir de un mono, y hasta de un perro... ¡Jesús, qué barbaridad! ¡No estará mal mono sabio ese señor Grotte!

Palabra del Dia

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