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En general, entre los hombres sobre todo, juzgábase ridícula la conducta de la esposa de Osorio: pero algunas damas miraban con simpatía al mancebo, encontraban muy agradable su aire candoroso, y comprendían el capricho de Clementina. Hubo entre ellas quien procuró seducirlo.

El mismo fatalismo que aceptaba esto con un ¡añá! y una riente mirada a los demás compañeros, le dictaba, en elemental desagravio, el deber de huir del obraje en cuanto pudiera. Y si esta ambición no estaba en todos los pechos, todos los peones comprendían esa mordedura de contra-justicia, que iba, en caso de llegar, a clavar los dientes en la entraña misma del patrón.

Esto supuesto, ¿con qué razon podrá disputarse la causa primaria del levantamiento, cuando es una opinion que se destruye con tanta facilidad, que basta saber que en nada comprendian á los indios aquellas providencias, y que estos trataban y disponian la sedicion antes de pensarlas el ministerio?

Los padres creían entonces que la verdadera y más propia morada de los angelitos es la tierra; y tampoco podían admitir la teoría de que es mucho más lamentable y desastrosa la muerte de los grandes que la de los pequeños. Sentían, mezclada á su dolor, la profundísima lástima que inspira la agonía de un niño, y no comprendían que ninguna pena superase á aquella que destrozaba sus entrañas.

Los unitarios se le ríen en las barbas; se complotan y se pasan la palabra: «Vacila dicen , dejémosle caerLos unitarios no comprendían que con Dorrego venían replegándose a la ciudad los que habían querido hacerse intermediarios entre ellos y la campaña, y que el monstruo de que huían no buscaba a Dorrego, sino a la ciudad, a las instituciones civiles, a ellos mismos, que eran su más alta expresión.

Comprendían que si hablaban poco o mucho, podían enredarse en alguna disputa. De ahí las voces y el escándalo consiguiente... Nada, nada, lo mejor era no chistar. Al llegar a sus casas se soltaban murmurando con torpe lengua «buenas noches». El último era don Roque por vivir más lejos que ninguno.

Ignorámoslo; pero ese sentimiento indefinible, ya se habrá comprendido que Juana y Jacobo, después de su conversación confidencial, no tardarían en experimentarlo. Aunque separados en apariencia por abismos, aquel libertino cansado y aquella joven sin mancha se comprendían perfectamente.

A un disparo sucedía otro; la infantería, rehecha, flanqueaba los cañones, y para completar el acto de desesperación, un grito resonó en nuestro regimiento. Todos los caballos patalearon, expresando en su ignoto lenguaje que comprendían la sublimidad del momento; apretamos con fuerte puño los sables, y medimos la tierra que se extendía delante de nosotros. La caballería iba a cargar.

Antagonismo de héroes, combates de cortesía, como habría dicho un heraldo de armas del siglo XV. Los colombianos tenían por jefe a Bolívar, los argentinos a San Martín, y todos comprendían que esas dos glorias no cabían en el continente.

El señor cura párroco era de los pocos que verdaderamente la comprendían, y así encontraba muy bien aquella amistad, y acaso daba gracias a Dios de que existiese, porque redundaba en bien de los pobres y de la iglesia, a quien doña Inés y don Andrés, puestos de acuerdo, hacían muchos presentes y limosnas.