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Actualizado: 29 de julio de 2025
Pero lo que dio más juego fue cierto aparato de proyección o linterna mágica que uno de ellos compró para dar sesiones en la tertulia. En seguida malicié de lo que se trataba, y más viendo que el que mostraba las vistas era siempre distinto, sucediéndose en esta tarea, que debía ser la más ingrata, por riguroso turno.
Pues, señor, que se descubrió aquí una mina pocos años hace; que la compró una compañía inglesa, y que vino un ingeniero de allá para explotarla. Este inglés era mozo, algo arlote como todos los ingleses, y muy campechano y muy resuelto para todo; que Leto y él se conocieron en el Casino; que resultó que tenían unas mismas aficiones, y cata que llegan a hacerse muy amigos.
Estando en la terraza de un café compró un diario, y antes de abrirlo presintió que este papel recién impreso guardaba algo que podía sorprenderle. Tuvo el obscuro aviso de que iba á conocer cosas hasta entonces envueltas en el misterio... Y en el mismo instante sus ojos tropezaron con un título de la primera página: «Suicidio de un banquero.»
Trascurridos treinta y tres años, en 1583, Piney de Luxemburgo, duque opulento de aquella edad, compró y ensanchó el Hotel de Harlay, conociéndose desde entonces con el nombre de Palacio de Luxemburgo.
Se hizo llevar a una lujosa confitería del barrio, compró una cajita de madera de violeta, la hizo llenar de bombones, volvió a subir al coche, que se detuvo bien pronto delante de la casa de la señora Chermidy. La bella arlesiana era propietaria del edificio, aunque no ocupaba más que el primer piso.
LUCY. Si usted me lo permite, señora, le compro todo el mobiliario. LA SE
Yendo de Zaragoza a Teruel, muy poco antes de llegar a la Casa provincial de Beneficencia, y en el mismo lado, se encuentra un hermoso vivero que compró la Diputación de la provincia para surtir de árboles a los paseos y carreteras que sirven de comunicación con otras poblaciones importantes.
La falta de pan suplen los portugueses con farinha do pao, ó cazave. Hay en Cuyabá algun ganado vacuno, aunque poco. En el Xaurú les compró D. Manuel Flores algunas vacas para la gente de los barcos, y pagó veinte pesos por cada una. De lechones y caza hay mas abundancia. Navegacion que hacen los portugueses del Brasil á Cuyabá.
¡Ya lo creo! ¡Reclamar la viudedad... ella... causa de la muerte del digno magistrado! Sería indigno. Indigno. Y ya no está bien que viva en el caserón de los Ozores. Claro, porque aunque se lo regaló su esposo, según dicen, él fue quien se lo compró a las tías de Ana, y no con bienes gananciales, sino vendiendo tierras en la Almunia. Sea como sea, ella no debía vivir en esa casa.
Y una vez le sucedió a Nené una cosa muy rara: le pidió a su papá dos centavos para comprar un lápiz nuevo, y se le olvidó en el camino, se le olvidó como si no hubiera pensado nunca en comprar el lápiz: lo que compró fue un merengue de fresa. Eso se supo, por supuesto; y desde entonces sus amiguitas no le dicen Nené, sino «Merengue de Fresa». El padre de Nené la quería mucho.
Palabra del Dia
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