Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 21 de junio de 2025
Cerca de un año duraron las relaciones. Los novios se veían en la tertulia de las señoritas de Meré. D. Juan Estrada-Rosa, al decir de sus íntimos, se hallaba muy complacido. Varias veces se había insinuado con el conde para que entrase en la casa; pero éste no le había comprendido o había fingido no comprenderle. Fernanda se lo propuso con claridad un día.
Allí el obeso comerciante, cuyo rostro complacido y sonriente, traje obscuro de fino paño y repleta escarcela pregonaban su riqueza y bienestar. Tras él modesta sirviente, llevando la encendida linterna que indicaba á su amo donde poner los pies sin grave tropiezo.
Es asombroso que no haya notado antes la palpable similitud que la Naturaleza se ha complacido en establecer entre la fisonomía suya y la de su señora madre... Particularmente los ojos y la sonrisa... pero no nos extraviemos, y puesto que no quiere usted deber la subsistencia sino á un honorable trabajo, perdóneme que le pregunte cuáles son sus aptitudes y sus talentos.
Si advirtiésemos que caben reglas para producir en la retina la misma impresion con un objeto plano que con otro abultado, nos hubiéramos complacido en la habilidad del artista sin caer en error. Este habria desaparecido mirando el objeto desde puntos diferentes, ó valiéndonos del tacto. Los sanos de cuerpo y enfermos de espíritu.
El almacenero acepta complacido la comisión, y al otro día le informa que la alhaja es riquísima y que puede valer como mínimum seiscientos pesos.
No menos complacido que el arquero quedó Tristán, pero se limitó á abrir la bocaza y entornar los ojos, que era su manera de sonreirse, procurando con ambas manos ponerse el casco de Simón sobre la enorme melena roja. ¿Vienes á quedarte con nosotros, petit? preguntó el veterano, dando golpecitos en la espalda de Roger.
Siguiola Ángel muy complacido en que de cualquier modo se pusiera término a sus impaciencias; y atravesando salas y pasadizos, detuviéronse ante una puerta medio oculta entre, los paños de un doble cortinaje, quiero decir uno por dentro y otro por fuera. Recogió más una de las mitades de éste la doncella, y apareció Leticia haciendo lo mismo por la parte de adentro.
El tío Ventolera reía, con risa infantil, complacido por estos recuerdos juveniles que resurgían en su memoria siempre que oía hablar de tiros, cuchilladas y provocaciones en la noche. ¡Ay! ¡A él ya no lo aucarían! Esto quedaba para los jóvenes. Y su acento era melancólico al no verse mezclado en los lances de amor y de guerra, que juzgaba indispensables para una existencia feliz.
Palabra del Dia
Otros Mirando