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Actualizado: 1 de mayo de 2025
Ya conozco ese príncipe dijo don Cleofás , y le he visto en la Corte, y es tan generoso y entendido como gran señor. Con esta plática llegaron a la Cabeza del Rey don Pedro, cuya calle se llama el Candilejo , y atravesando por cal de Abades, la Borciguinería y el Atambor , llegaron a las calles del Agua , donde tomaron posada, que son las más recatadas de Sevilla.
El Cojuelo le dijo: Algo tiene de eso este fantástico aparato; pero ésta es, don Cleofás, en efeto, la pila de los dones, y aquí se bautizan los que vienen a la Corte sin él.
Quedó don Cleofás absorto en aquella pepitoria humana de tanta diversidad de manos, pies y cabezas, y haciendo grandes admiraciones, dijo: ¿Es posible que para tantos hombres, mujeres y niños hay lienzo para colchones, sábanas y camisas? Déjame que me asombre que entre las grandezas de la Providencia divina no sea ésta la menor.
Entrándose en la ciudad los dos a buen paso y guiando el Cojuelo, la barba sobre el hombro , fueron hilvanando calles, y, llegando a una plazuela, reparó don Cleofás en un edificio sumptuoso de unas casas que tenían una portada ostentosa de alabastro y unos corredores dilatados de la misma piedra.
Allí llevan aquella comadre para partear a una preñada de medio ojo , que ha tenido dicha en darle los dolores a estas horas. Allí doña Tomasa, tu dama, en enaguas, está abriendo la puerta a otro; que a estas horas le oye de amor. Déjame dijo don Cleofás : bajaré sobre ella a matarla a coces. Para estas ocasiones se hizo el tate, tate dijo el Cojuelo ; que no es salto para de burlas.
El Ventero respondió que fuese en buen hora; pero que esperasen que acabasen de comer unos estranjeros que estaban en eso, porque en la venta no había otra mesa más que la que ellos ocupaban. Don Cleofás dijo: Por no esperar, si estos señores nos dan licencia, podremos comer juntos, y ya que ellos van en la silla, nosotros iremos en las ancas.
¿Qué voces dijo don Cleofás son las que dan en esotra casa más adelante, que parece que pregonan algún demonio que se ha perdido?
Los más ordinarios son ésos dijo el Cojuelo , y los que ruedan más en el mundo. Y ahora me parece prosiguió diciendo que estarán mis amos menos indignados conmigo, pues la prenda que solicitaban por mí la tienen allá, hasta que vaya estotra mitad, que es el cuerpo, a regalarse en aquellos baños de piedra azufre. ¡Con sus tizones se lo coma ! dijo don Cleofás.
Y te espantas de pocas cosas : que sin este enamorado murciégalo , hay otros ochenta, para quien tiene repartidas las horas del día y de la noche. ¡Por vida del mundo dijo don Cleofás que la tenía por una santa!
No sé cómo ha tenido tanto descuido su ayo o naire, como lo llaman los de la India Oriental; plebeyo debía de ser este animal, pues ha llegado tan tarde al don. Vive Dios que me le he de quitar yo, porque me desbautizan y desdonan los que veo. Sígueme dijo el Cojuelo , y no te amohines; que bien sabe el don dónde está; que se te ha caído en el Cleofás como la sopa en la miel.
Palabra del Dia
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