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Tras la mampara de la cámara, a espaldas mismas del rey, sentíase el crujir de algunos trajes de seda; díjose después que desde allí había presenciado la reina la ceremonia.

Mientras duró la ceremonia, Edmundo mantuvo un silencio tan absoluto como el de la muerta que tenía a su izquierda y una gravedad tan indescifrable como la del recién nacido, que yacía encima de la mesa. Un ligero incidente rompió la monotonía de aquella extraña procesión.

Pero la abadesa de Santa Cruz no tenía facultades para dispensarle esta gracia, y la joven experimentó un gran pesar; pero concibió alguna esperanza cuando supo que el cardenal Bibbiena debía honrar la ceremonia con su presencia y que oficiaría en la misa.

Desde entonces vemos introducida en Aragon la coronacion y uncion de los reyes, aunque no todos usaron esta ceremonia, como lo comprueba, que el Sr. D. Jaime 1.º hijo del anterior no se coronó, bien que en él principió otra costumbre, pues fué el primero á quien los aragoneses en forma de Reino juraron.

El gozo que sintió Colón al descubrir la tierra del Nuevo Mundo no fue nada en comparación con el de nuestro marica. No sólo sabía sin género de duda que se casaban, sino dónde había de efectuarse la ceremonia. Embarazado por noticia tan capital y queriendo aliviarse enseguida de aquel peso, se puso a imaginar sobre quién haría más efecto. Su pensamiento fue derecho a Amalia.

Al tercer año se suprimió la ceremonia del remate, y el año 1831 Quiroga mandaba todavía a La Rioja dos mil pesos, valor fijado a los diezmos.

-No era sino rubión -respondió Sancho. -Pues yo te aseguro -dijo don Quijote- que, ahechado por sus manos, hizo pan candeal, sin duda alguna. Pero pasa adelante: cuando le diste mi carta, ¿besóla? ¿Púsosela sobre la cabeza? ¿Hizo alguna ceremonia digna de tal carta, o qué hizo?

Esa ceremonia fría y seria que se llama el matrimonio, ¿hubiera ornado mejor tu nacimiento que el último beso que se dieron tus padres ante Dios, el pueblo y los verdugos, que el sacramento de sangre que los unió en la eternidad?... ¡La hija de Jacobo Evrard!

En efecto, se organizó la comitiva para la ceremonia, figurando en ella el teniente de Asistente don Isidoro Palomino, el pregonero Sebastian Francisco, los alguaciles de los Veinte, los trompetas y atabales.

Allá pasaba algo, porque oyó claramente algunas voces que decían: «Ahora le echa la bendición..., ahora..., ahora...» Y en el mismo instante apareció en la puerta de la estancia don Máximo que le dijo: « ¿Qué hace usted ahí tumbado? ¿No sabe usted que María se está casando? ¿Con quién se casa? Con Jesucristo; venga usted a ver la ceremoniaQuiso levantarse, pero no pudo.