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Actualizado: 22 de mayo de 2025


27 y sus presentes y sus libaciones con los becerros, con los carneros, y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley; 28 y un macho cabrío por expiación; además del holocausto continuo, su presente y su libación. 29 Y el sexto día, ocho becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto;

No mires de tu Tarpeya este incendio que me abrasa, Nerón manchego del mundo, ni le avives con tu saña. Niña soy, pulcela tierna, mi edad de quince no pasa: catorce tengo y tres meses, te juro en Dios y en mi ánima. No soy renca, ni soy coja, ni tengo nada de manca; los cabellos, como lirios, que, en pie, por el suelo arrastran.

Limpiaba pacientemente la sombra, como un buscador de tesoros, agachándose en el misterio de los palcos para guardar en sus bolsillos los hallazgos: abanicos de señora, sortijas, pañuelos de mano, monedas caídas, adornos de trajes femeniles, todo lo que dejaba tras su paso una invasión de catorce mil personas.

Dice, pues, Perez del Pulgar en su citada Crónica de los Reyes Católicos, hablando del cerco de Baza: «E porque ningun mercader se movia á llevar mantenimientos para los vender por su interese propio, por las dificultades é pérdidas que habia en los llevar, la reina á fin de tener bastecida su hueste mandó alquilar catorce mil bestias.

Por entonces tenía taller abierto Herrera y contaba con frecuentes encargos, habiendo hacia 1613 acudido á recibir sus lecciones don Diego Velázquez de Silva, que á la sazón contaba catorce años, pero que pronto tuvo que separarse de tal maestro, dicen, por la violencia de su carácter, poco apropósito para dedicarse á la enseñanza.

Aquí entra confesar que soy un es no es materialista, si no tanto que no pueda pasar entre las gentes del día, lo bastante para haber muerto emparedado en la difunta que murió de hecho ha catorce años, y que mató no ha mucho de derecho al ministerio de Gracia y Justicia, que fue matarla muerta.

De manera que el peligro de los mares, el exceso de fecundidad vuelve á presentarse más terrible aún. ¡El abadejo! Este que es más fecundo que el arenque: ¡llega á tener nueve millones de huevas! Un abadejo de cincuenta libras tiene catorce de huevas, ¡la tercera parte de su peso! Añadid que á esos animalitos, de tan temible maternidad, la época del celo les dura nueve meses en el año.

Con los demás gastos que originó este regalo gastáronse trece mil cuatrocientos catorce mrs. Bien verá usted señor Doctor que no llegan estas comilonas de Sevilla al punto que otras famosísimas, por usted y otros ilustres ingenios dadas á luz.

Y creo haber cumplido con estas consideraciones por cuenta propia todos los términos de un prólogo al uso, del mismo modo que el poeta concluía su soneto diciendo: Contad si son catorce, y está hecho. Francisco Martín Arrúe. Madrid 20 de Octubre de 1894. Filipinas Su Presente y Porvenir

Cuando hacen estos viajes de transporte, por cuenta del estado ó en servicio del cura ó del alcalde, se les retribuye con la cantidad de catorce reales; y cuando lo hacen por cuenta de los comerciantes reciben tres pesos partiendo de Tumupaza, y tres y medio desde Isiamas.

Palabra del Dia

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