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Actualizado: 20 de julio de 2025
Esta tropa de músicos, seguida por el pueblo, se detiene á hacer oracion delante de las capillas que adornan las cuatro esquinas de la plaza.
El primer domingo de Agosto amaneció tan espléndido, tan claro y caliente como casi todos sus colegas del estío en Madrid. Los asistentes a las primeras misas en la iglesia de Santiago pudieron ver en una de las capillas laterales a un joven correctamente vestido de negro hincado delante de un confesonario. Nada tenía de particular.
Cuando pasó la ronda fue otra cosa; las hachas de los acólitos dejaron a Anita ver a una claridad temblona y amarillenta la figura arrogante del Magistral al mismo tiempo que la esbelta y graciosa de don Álvaro, que con los ojos medio cerrados, semi-dormido, con la cabeza inclinada, y cogido a la verja que separaba las capillas, parecía atender a los oficios divinos con el recogimiento propio de un sincero cristiano.
Si no me equivoco, data del siglo XII al XIII. La fachada no tiene particularidad alguna, ni la forma de sus torres, sus relieves, sus bastiones arqueados y todo lo demas que constituye el exterior, como remate de las capillas, obras todas que no corresponden al mérito del trabajo interior.
Solo cuatro capillas se edifican en este desgraciado período, la de S. Ildefonso, al poniente, en 1347; la de nuestra Señora de la Encarnacion, al sur, en 1365; la de S. Pedro, tambien al sur, en 1368; y la de Sancti Spiritus, al poniente, en 1369.
A la izquierda del retablo se ve de cuerpo entero á S. Pio V, y á la derecha al beato Benedicto X, ambas estatuas del tamaño natural y bastante buenas. Lit. de L. Jayma Lit. Fca Bella Hay además del altar parroquial otros seis en sus respectivas capillas por el órden siguiente.
Ya por este tiempo se habia introducido entre los piadosos ganadores de Córdoba la práctica de fundar capillas junto á los desnudos muros de la gran mezquita.
A veces encontraba montones de escorias metálicas y ruinas de pueblecitos y capillas, sin que ningún ser humano habitase en su proximidad. Eran los restos de establecimientos mineros creados por los conquistadores españoles cuando se extendieron por estos yermos en busca de metales preciosos.
A la novena no faltaban; se desparramaban por las capillas y rincones de San Isidro, y terciando la capa, el rostro con un tinte romántico o picaresco, según el carácter, se timaban, como decían ellos, con las niñas casaderas, más recatadas, mejores cristianas, pero no menos ganosas de tener lo que ellas llamaban relaciones.
A Tirso le ha hecho, no sé quién, capellán de una cofradía, hermandad, o lo que sea, que llaman las Hijas de la Salve o la Limosna de la luz, no lo sé fijamente, y Tirso las lleva con mucha frecuencia a las fiestas de la iglesia: hay capillas privadas, como hay teatros caseros. Hasta aquí todo va bien; pero, de paso, ya sabes por qué dejan a don José solo las horas muertas.
Palabra del Dia
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