Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 3 de noviembre de 2025
Y al mismo tiempo que Goycochea parecía admirar imaginativamente con la ternura del recuerdo este pantalón, único lujo de su pobreza, contemplaba en una de sus manos el centelleo de un brillante límpido y tembloroso como una gota de luz. Tenía yo un gran amigo en el barco, un chico de Aragón, compañero de cama y caldero, listo, muy listo, y eso que no sabía leer... ¡Pobre!
De las aguas que llaman del olvido, Traia un gran caldero, y de un hisopo Venia como aposta, prevenido. Asía á los poetas por el hopo, Y aunque el caso los rostros les volvia En color encendida de piropo, El nos bañaba con el agua fria, Causandonos un sueño de tal suerte, Que dormimos un dia y otro dia.
Fue recogido de los cabreros con buen ánimo; y, habiendo Sancho, lo mejor que pudo, acomodado a Rocinante y a su jumento, se fue tras el olor que despedían de sí ciertos tasajos de cabra que hirviendo al fuego en un caldero estaban; y, aunque él quisiera en aquel mesmo punto ver si estaban en sazón de trasladarlos del caldero al estómago, lo dejó de hacer, porque los cabreros los quitaron del fuego, y, tendiendo por el suelo unas pieles de ovejas, aderezaron con mucha priesa su rústica mesa y convidaron a los dos, con muestras de muy buena voluntad, con lo que tenían.
Meñique encendió el fuego, y en el caldero que colgaba del techo fue echando el gigante un buey entero, cortado en pedazos, y una carga de nabos, y cuatro cestos de zanahorias, y cincuenta coles. Y de tiempo en tiempo espumaba el guiso con una sartén, y lo probaba, y le echaba sal y tomillo, hasta que lo encontró bueno.
Bien le habia yo dicho á vm., señor, dixo en triste voz Cacambo, que las muchachas aquellas nos jugarian una mala pasada. Candido mirando los asadores y el caldero, dixo: Sin, duda que van á cocernos ó asarnos. Ha, ¿qué diria el doctor Panglós si viera lo que es la pura naturaleza?
Después se fue hacia Benina, y con todo miramiento le dijo: «Usted, Doña Benigna, bien podría dejarse de esta vida, que a su edad es tan penosa. No está bien que ande tras el moro como la soga tras el caldero. ¿Por qué no entra en la Misericordia? Ya se lo he dicho a D. Romualdo, y ha prometido interesarse...». Quedose atónita la buena mujer, y no supo qué contestar.
Estaba á esta hora vigilando el hervor del caldero, para que sus acompañantes no metiesen en la sopa las lanzas con que extraían los peces, y vió cómo un hombre de los que iban vestidos con túnica y velos se aproximaba lentamente á él. Sus ropas eran pobres, remendadas y algo sucias.
Palabra del Dia
Otros Mirando