Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 3 de mayo de 2025


La caña caxcada no quebrará: y el pavilo que humea, no apagará: haštaque šaque

La mañana se la pasaba entera sentado sobre su sillita de tijera en el muelle, o en las peñas de tras la iglesia, con un sombrero de jipijapa si hacía sol o un paraguas si llovía. Por la tarde, tresillo en el casino hasta las cuatro en que de nuevo tomaba la caña. Por la noche, tresillo en casa de D. Martín con éste y el P. Norberto.

Un hombre con garrote en mano se destacó del grupo, y expuesto a la intemperie, atravesó la plaza para hacerle callar; mas el perro olió en seguida la caña y puso pies en polvorosa. El hombre se metió otra vez en el soportal. Al fin reinaba completo silencio en la plaza y los aficionados disfrutaban a su sabor del concierto de los señores de Elorza. ¿Qué había sido de Manolo?

Cuando ya no me veía más que como una línea del paisaje igual que una piedra ó un tronco de árbol, yo, satisfecho de verlo á él tranquilo, le miraba tranquilamente. En él no hay fraude alguno. Con fe sincera pone su cebo, lanza su caña y durante minutos y horas espera que el pez indiscreto tenga la desgracia de morder el anzuelo.

Cada muchacho que compraba almecinas compraba también un canuto de caña, cerbatana por donde, después de haberse comido la poca y negra carne de la fruta, disparaba soplando el huesecillo redondo y duro.

, ; era muy mala, muy descarada, y había que atarla corto. Azuzaba la cólera de doña Lupe para que esta no se revolviese contra él hablándole de su cambio de costumbres y de lo que hacía fuera de casa. Doña Lupe fue aquella noche a casa de las de la Caña, y se estuvo allá las horas muertas. Maximiliano entró a las once.

La caña de azúcar ha sido cultivada desde los primeros días de la ocupación europea, y el azúcar del Brasil ha tenido un lugar importante en la economía del mundo. La industria pastoril del país ha estado hace tiempo firmemente establecida, con avance muy notable en estos últimos años.

Era tan profundo el silencio en aquel rincón del mundo, que se oía desde lejos la voz de un hombre, que se acompañaba con la guitarra, no las rondeñas, ni las mollares, ni el contrabandista, ni la caña, ¡ah!, no, sino una canción llorona, ¡la Atala!

La sultana que imponía leyes al adormecido Océano en la caña de su timón, era la humilde esclava del potente monstruo de los mares, que despertaba de su letárgico sueño revolviendo en sus convulsiones inmensas montañas de hirviente espuma, atronando el espacio con sus potentes mugidos. ¡El día cuatro no tuvo crepúsculo! El paso de la claridad del día á las tinieblas de la noche fué momentáneo.

Raúl, desde entonces, puso una especie de coquetería en confesar su edad y no discutió ya con el espejo la aparición de una arruga o de una cana.

Palabra del Dia

bagani

Otros Mirando