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Actualizado: 16 de junio de 2025


Y esto hecho y proveido, mandó Inca Yupanqui que viniesen allí los plateros que en la ciudad habia, y los mejores oficiales, y dándoles todo aparejo allí en las Casas del Sol, les mandó que hiciese un niño de oro macizo y vaciadizo, que fuese el tamaño del niño del altor y proporcion de un niño de un año y desnudo; porque dicen que aquel que le hablara cuando él se puso en oracion estando en el sueño, que viniera á él en aquella figura de un niño muy resplandeciente, y que él vino á él despues, estando despierto, la noche ántes que diese la batalla á Uscovilca, como ya os he contado, que fué tanto el resplandor que vió que dél resultaba, que no le dejó ver qué figura tenia; y ansí mandó hacer este ídolo del tamaño y figura de un niño de edad de un año; el cual bulto se tardó de hacer un mes, en el cual mes tuvieron grandes sacrificios y ayunos.

En casa se rezan todas las horas canónicas; maitines, vísperas... después el rosario con su coronilla, un padrenuestro a cada santo de la Corte Celestial; ayunos, vigilias; y nada de balcón, ni de tertulia, ni de amigas, que son peligrosas.... Eso , tocar el piano si se quiere y coser a discreción.

De aquí que, rabiosa yo, maldijese de la marquesa, y ciega con mis celos me la figurase un monstruo. »Y de aquí, por último, que olvidando y echando a rodar todas mis penitencias, mis cilicios, ayunos y disciplina, me entregase yo de nuevo al demonio, cuya esclava y servidora había sido durante mucho tiempo.

Una lámpara de siete mecheros, puesta sobre un trípode o candelabro de bronce, ilumina la estancia. Puertas al fondo y a los lados. PROCLO, de edad de cincuenta años, seco, escuálido, consumido por vigilias, ayunos, estudios y mortificaciones, aparece sentado en un sitial. Su discípulo, MARINO, está de pié, junto a él. MARINO. ¡Maestro! ¿Estás decidido a recibir esta noche? PROCLO. Lo estoy.

CAP. XI. En que trata de cómo Inca Yupanqui hizo la Casa del Sol, y el bulto del sol, y de los grandes ayunos, idolatrías y ofrecimientos que en ello hizo. 62

-No, por cierto -respondió don Quijote-; a lo menos, en estos tres días que yo he estado con ellos, ninguno ha pegado el ojo, ni yo tampoco. -Aquí encaja bien el refrán -dijo Sancho- de dime con quién andas, decirte he quién eres: ándase vuestra merced con encantados ayunos y vigilantes, mirad si es mucho que ni coma ni duerma mientras con ellos anduviere.

Ellos tendrían por suyas la cocina, jamás utilizada por el señor Vicente, a causa de sus ayunos y su alimentación de pájaro; una habitación grande, e la que escribiría él, y desde cuyas ventanas se abarcaban los tejados de todo Madrid, y otra que les serviría de dormitorio... En fin, un palacio, que iban a embellecer con su amor, ellos que vagaban por el campo como los amantes de los idilios antiguos.

Echábansele de ver las penitencias, ayunos y fullerías del que le tenía a cargo en el ganarle la ración.

Hablaba del Niño Jesús, entraba en las casas con Deo gracias, decía lo del «Espíritu Santo sea con todos»... Traía todo ajuar de hipócrita: un rosario con unas cuentas frisonas; al descuido hacía que se le viese por debajo de la capa un trozo de disciplina salpicada con sangre de las narices; hacía creer, concomiéndose, que los piojos eran silicios y que la hambre canina eran ayunos voluntarios.

CAP. XIV. En que trata cómo Inca Yupanqui constituyó y ordenó la órden que se habia de tener en el hacer de los orejones, y los ayunos, cerimonias ó sacrificios que en el tal ordenar se habian de hacer, constituyendo, en este tiempo que esto se hiciese, una fiesta al sol, la cual fiesta y ordenamiento de orejones llamó y nombró Raymi. 89

Palabra del Dia

rigoleto

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