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Actualizado: 28 de mayo de 2025
D. Gabriel me dijo con encantadora inocencia ¿todos esos hombres para qué están aquí, para qué hablan, para qué gritan? Le contesté lo que me parecía y no me entendió. Ostolaza sigue hablando. Sus brazos parecen aspas de molino... Todos se ríen de él. Veo que las Cortes, como los teatros, tienen su gracioso. Así es en efecto. Y el gracioso es Ostolaza... Pues me parece que junto a él está el Sr.
Onofre José Cortés, Soltero, hijo de Rafael José Cortés, difunto, y de Isabel Cortés, alias Moianeta, negociante de oficio, natural y vecino de esta Ciudad, de edad de veinticinco años, fue preso por crimen de judaismo. Salió al Auto en forma de penitente, con sambenito de dos aspas y vela verde en las manos.
Salió al Auto en forma de penitente con su sambenito de dos aspas y vela verde en las manos. Leyósele su sentencia con méritos; abjuró formalmente sus errores, fue reconciliada en forma, advertida, reprendida y conminada, con condenación de cárcel y hábito por un año, y confiscación de bienes.
209 El negro me atropelló como a quererme comer; me hizo dos tiros seguidos y los dos le abarajé. 210 Yo tenía un facón con s, que era de lima de acero; le hice un tiro, lo quitó y vino ciego el moreno; 211 y en el medio de las aspas un planazo le asenté, que lo largué culebriando lo mesmo que buscapié.
¿Qué gigantes? -dijo Sancho Panza. -Aquellos que allí ves -respondió su amo- de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas. -Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
Su cara angulosa resplandecía como la de un general que acaba de ganar una batalla. Sus largas, descomunales extremidades se movían como las aspas de un molino, al dar cuenta del suceso a los hombres de negocios que había acudido a casa del duque en demanda de noticias.
El molino entero crujía, balanceando pesadamente sus aspas mutiladas, que resonaban con el cierzo lo mismo que el aparejo de un buque. Volaban las tejas de su destruida techumbre. En lontananza, los pinos apretados que cubrían la colina se agitaban zumbando entre sombras. Creyérase que era el alta mar...
Salió en forma de penitente, con sambenito de dos aspas, y vela verde en las manos. Leyósele su sentencia con méritos; abjuró formalmente sus errores; fue reconciliada en forma, advertida, reprendida y conminada, condenada en dos años de hábito y cárcel y confiscación de bienes.
Salió al Auto en forma de penitente, con sambenito de dos aspas y vela verde en las manos. Leyósele su sentencia con mérito; abjuró formalmente sus errores, fue reconciliado en forma, advertido, reprendido, conminado, condenado a hábito y cárcel perpétua y confiscación de bienes.
Ya se levantaba, ya se revolvía, echaba las piernazas fuera de la cama, y los brazos como aspas de molino... ¡Luego unas voces y unos berridos...! Ya sabes el diccionario que gasta... Y a lo mejor se quedaba como un gato que acecha, los ojos como ascuas, y hablando bajito, bajito, y señalando para la mesa en que está el altar y la lamparilla, decía: «Mírenlo, mírenlo; allí está». ¡A mí me daba un miedo...! Prefería oírla gritar... Créete que me horripilaba cuando le veía señalar a la luz y al altarito.
Palabra del Dia
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