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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Y señalaba los altos hornos, las robustas torres gemelas, unidas por el ascensor que subía hasta sus bocas las cargas de mineral y de combustible. Un calor de volcán envolvió á los dos hombres al aproximarse á los altos hornos. Marchaban por plataformas de tierra refractaria, surcadas con una regularidad geométrica por pequeñas zanjas que servían de moldes al mineral en fusión.
Cada vez que sonaban pasos en la escalera ó chirriaba la verja del ascensor, el barbudo marino se estremecía con una inquietud infantil. Deseaba esconderse y al mismo tiempo quería mirar, por si era ella la que llegaba. Los huéspedes que vivían en el mismo piso le fueron viendo, al retirarse á sus cuartos, en las más inexplicables actitudes.
Rentaba treinta duros; pero lo han subido a treinta y ocho. ¡Qué quiere usted! Es un piso muy bueno y tiene un ascensor magnífico... Decididamente, no nos queda más esperanza que la de una epidemia que acabe con la mitad de los vecinos de Madrid. Claro que si esta epidemia atacase tan sólo a los caseros, no se necesitaría que muriese tanta gente. PATRIOTISMO DE G
Todas estas casas tienen ascensor, y todos estos ascensores tienen un letrero que dice: «No funciona.» En una, sin embargo, el ascensor carecía de letrero, lo que me hizo pensar muy mal del servicio. Esta casa es la que no funciona bien me dije. Y, dirigiéndome a la portera, la interrogué sobre el particular. Me había equivocado.
Sabía que continuaba viviendo en el estudio. Dos veces había ido á verla por la escalera de servicio, como en otros tiempos, pero ella estaba ausente. Al subir en el ascensor, palpitó su corazón con una celeridad de placer y de angustia. Se le ocurrió á la buena señora, con cierto rubor, que algo semejante debían sentir las «mujeres locas» cuando faltaban por primera vez á sus deberes.
Habituados a verse, Jaime la saludaba con una sonrisa, y ella parecía contestarle tímidamente con el brillo de sus ojos. Una mañana, al salir de su cuarto, encontró a la inglesita en un rellano de la escalera. Inclinaba su busto de muchacho sobre la barandilla. ¡Lift!¡lift! gritaba con su vocecita de pájaro, avisando al encargado del ascensor para que lo subiese.
Palabra del Dia
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