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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Lo que había de más sensible en aquel carácter un poco difuso, como si estuviera cubierto de una capa de polvo de soledad, y cuyos rasgos originales comenzaban a desgastarse, era una especie de pasión indecisa y no extinguida al mismo tiempo, por el gran lujo, los grandes placeres y las vanidades artificiales de la vida.
Corríase también que aquel lion, a pesar de su edad, había sido el enfant gaté y el bon papá de esas famosas golondrinas que vuelan en invierno a mediodía en sus carretelas por el Bois, custodiadas por un lacayo impertinente y acompañadas por perros microscópicos de esas razas artificiales con que el sibaritismo parisiense falsifica las nobles obras del Creador.
Siguen los cacharritos... No pongamos los botones de hueso al lado de los de metal: separemos igualmente los de hueso de los de madera, no sea que riñan. En todas partes hay clases, hija mía... Así... Ahora coloquemos estos líos de trapos a un ladito, para, que no se junten con las flores artificiales, no sea que tengan envidia de ellas y se echen a reñir.
En el Tribunal se somete á la sanción de la principalía las opiniones que prevalecen. La misa solemne de tres padres, con sermón, las músicas, los globos, los bailes y los fuegos artificiales están fuera de discusión, pues siempre se cuenta con ellos. Donde se riñe la verdadera batalla, donde los oradores esgrimen toda su argucia, es en si ha de haber ó no comedia.
De un carácter demasiado elevado para romper ruidosamente con aquélla con quien había tenido tan estrecha amistad, tanto en privado como en público, no por eso, dejó de conocer que aquella amistad había pasado. La aureola esplendorosa que había colocado sobre su frente, habíase extinguido para siempre, y extinguiéndose en el barro, como las luces de los fuegos artificiales.
Gracias á esas tristes aventuras la experiencia sirvió de algo; las fortificaciones fueron demolidas y reemplazadas por hermosos huertos, jardines y paseos; y hoy la ciudad, libre de cuidados artificiales, crece en poblacion, se ensancha sin embarazo, y sus habitantes no piensan sino en el comercio de su puerto, en el movimiento de sus ferrocarriles y de la navegacion de los dos ríos, y en el desarrollo de las artes pacíficas.
Cuando enero se aproxima, sobre todo, los millares de naranjas esparcidas por las calles, todas esas cáscaras arrojadas en el barro del arroyo, hacen pensar en algún gigantesco árbol de Navidad que sacudiese sobre París sus ramas cuajadas de frutas artificiales. No hay rincón alguno donde no se vean.
De pronto sonó en la huerta un ¡ah! prolongado y gozoso, como los que lanza la multitud en presencia de los fuegos artificiales. Todas las recogidas miraban al disco, que se había movido solemnemente, dando dos vueltas y parándose otra vez. «Aire, aire» gritaron varias voces. Pero el motor no dio después más que media vuelta, y otra vez quieto.
El puerto es interesante por su aduana, sus baños de mar, sus numerosos vapores-paquetes, su telégrafo submarino, sus extensas pesquerías y sus nuevos muelles artificiales.
Pero no veo la gloria, ni en el propósito de desnaturalizar el carácter de los pueblos su genio personal para imponerles la identificación con un modelo extraño al que ellos sacrifiquen la originalidad irreemplazable de su espíritu; ni en la creencia ingenua de que eso pueda obtenerse alguna vez por procedimientos artificiales e improvisados de imitación.
Palabra del Dia
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