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Actualizado: 7 de junio de 2025
Se pasa bajo el pórtico de la fortaleza, dejando el bosque poblado de misteriosas armonías, y el viajero se encuentra en el extenso patio de los Aljibes.
Aquel paraíso de perfumes, de sombras, de verdura y armonías está habitado por centenares de ruiseñores que silban dulcemente al acercarse la noche. Se quisiera vivir allí largos años, en un incesante recogimiento de amor, de contemplacion y poesía....
Este fué el único cambio ostensible en su vida. ¿Qué extrañas armonías existirían entre el alma de Siles y su carrick? ¿Por qué este hombre, en vez de adquirir otro más adecuado indumento, se envolvió en aquella prenda grotesca de grandes cuadros negros sobre fondo amarillo?
El escultor las ha fundido en bronce o las ha dado cuerpo en el mármol; el pintor ha empleado en ellas todo el primor de sus pinceles y las más ricas tintas de su paleta; el grabador ha agotado la finura y maestría de su buril, y el músico ha buscado y hallado, para expresar sus pasiones, las melodías más conmovedoras y las armonías más profundas.
El piano continuaba lanzando magníficas pero fugitivas armonías, como si obedeciese a una mano distraída, pero maestra: yo me acercaba todo conmovido, trémulo, desconcertado hacia el lugar de donde partía el sonido, y como si aquel sonido hubiera sido el medio de una atracción irresistible.
Me alegro mucho de haberle hecho sentir la hermosura de esa pieza musical. Este nocturno es apropiado al momento presente. Siempre trato de establecer armonías entre el tiempo, mis pensamientos y las cosas. ¿Quiere usted que continuemos en esta nota? Hablemos seriamente, esto no nos sucede frecuentemente, y hoy tengo pocas ganas de divertirme. ¡Me da usted miedo!
Porque a la verdad, si el más rastrero de los seres humanos da suelta a su imaginación y la echa a volar por esos campos verdes y por ese cielo sereno, durante los meses de Abril y Mayo, sólo Dios sabe dónde su imaginación irá a parar, y qué rico botín traerá cuando vuelva a casa, si vuelve y no se queda embobada, de estrellas y flores, de mariposas y calandrias, de perfumes y armonías, de luz y sombras, de amores y de cánticos, todo tan en desorden y tan enmarañado, que no habrá manera de cifrarlo en un libro en folio y mucho menos en 20 o 30 cuartillas.
En un paraíso, tan lleno de esperanzas y de armonías, el alma no piensa; se embriaga y duerme.
Todo para el hijo que andaba por el extranjero paseando su casaca dorada, y para ella, que había de buscar un marido, los regateos y estrecheces. ¡Armonías de familia!... En algunos países de América, él y sus compañeros se lamentaban de que un conductor de automóvil o un encargado de hotel ganase mayor sueldo que un diplomático.
Era el viejo Corneille, padre de los heroicos, o el dulce Racine, poeta de las ternuras, o Hugo con su «Leyenda de los Siglos» o Lamartine con sus «Armonías», cantores alados que transportaban el alma del niño a las puras regiones del Ideal.
Palabra del Dia
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