Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 26 de junio de 2025
Pero, ¡ay! en la Argelia como en América, los blockhaus están hechos para ser bloqueados, y, al día siguiente, cayó sobre nosotros una nube de tuaregs como los saltamontes del desierto, ejecutando en nuestro honor un brillante tiroteo. Seguíamos estando prisioneros, aunque en mejor compañía.
Era un espléndido navegante y verdaderamente intrépido. Conocía tan bien el Mediterráneo como otros hombres conocen la calle Cable, en Whitechaple, y su vida había estado llena de aventuras. Pero en tierra era un loco atolondrado. Recuerdo con cuánta dificultad escapamos una vez con vida de una pequeña ciudad de la costa de Argelia.
Madame Duval, que así se llamaba la confidenta, por afirmar ella misma que era viuda de un Comandante francés de caballería, muerto heroicamente en Argelia matando moros, tenía cualidades excelentes, pero era remilgadísima y empalagosamente afectada, y empleaba al hablar tres o cuatro muletillas y frases sentimentales, que apenas se podían sufrir y pervertían y maleaban todas las virtudes y excelencias de la buena señora.
Caballeros de la fe en Rodas y en Jerusalén; holocausto de la fe entre los idólatras; conservadores de la cultura en toda Europa y propagadores de la moral en ambos hemisferios; artistas y literatos en la China; legisladores en el Paraguay; instructores de la juventud en las grandes ciudades y patrones de los peregrinos en los bosques; hospitalarios en el monte de San Bernardo, y redentores de cautivos en Argelia, yo no sé si las malas acciones que se les atribuyen podrían contrapesar tantos servicios; pero se me ha demostrado que una institución perfecta sería contradictoria a nuestra esencia, y que si es verdad que las asociaciones monásticas no carecen de inconvenientes, es porque el genio del mal ha impreso su sello en todas las creaciones humanas.
Pasa por delante de mí, con la vista apagada y el semblante descompuesto; no andando, sino arrastrándose... Sólo una fuerte indemnización puede curarlo; así es que no lo llevan a casa del médico, sino a la del agente de negocios. En Argelia hay muchos agentes de negocios, casi tantos como langostas. Puede creerse que el oficio es bueno.
De todos modos tiene la ventaja de que en él se puede entrar a la pata la llana, sin estudios, ni fianza, ni avecindamiento. Como en París nos hacemos literatos, en Argelia se hacen agentes de negocios. Sólo se necesita saber un poco de francés, español y árabe, llevar siempre un código en el bolsillo, y tener, especialmente, el temperamento de la profesión.
Los franceses vencieron en Argelia, y los ingleses en el Transvaal y los americanos en Filipinas, porque tanto los argelinos, como los boers y los tagalos aceptaban con frecuencia las batallas, y en no pocos casos hasta se atrevían á provocarlas.
¿Cómo se llama? Julieta Raynal; su padre era oficial superior. ¿Raynal?... Espere usted, he conocido un capitán de ese nombre en un viaje a Argelia... y una vez hasta me salvó la vida... ¿En un encuentro con los árabes, tío? No, señor burlón, en un encuentro con un león. ¿Ha cazado usted fieras, señor Neris?
Voy a conducir a ustedes ahora a una linda y pequeña ciudad de Argelia, a doscientas o trescientas leguas del molino, para que pasen allí el día... Esto nos hará cambiar un poco de tantos tamboriles y cigarras... ...Amenaza lluvia; el cielo está gris, la bruma envuelve las crestas del monte Zaccar.
El revoloteo de la negra amazona de la heroína servía de bandera a los batallones de zuavos, tropa de aventureros franceses, alemanes e italianos, detritus de todas las guerras del globo, que encontraban más grato seguir a una hembra ganosa de notoriedad que engancharse en la Legión extranjera de Argelia.
Palabra del Dia
Otros Mirando