United States or Monaco ? Vote for the TOP Country of the Week !


A la derecha se levanta el estribo de serranía donde se admiran las bellezas del Monte-Santo y el barrio de Albaicin, arrabal subterráneo donde vive bajo las rocas, en la miseria y el abatimiento, la raza misteriosa de los Gitanos; y en el fondo del abre que separa ese cerro del de la Alhambra y el Jeneralife, desciende por entre jardines, molinos y bosques de frutales el Barro caprichoso, tan presto arroyo miserable como torrente caudaloso.

Brillan entre los adornos árabes algunas líneas del arte cristiano: vése aqui un capitel medio corintio, alli una ojiva, mas acá una serie de retratos de reyes que corre como una orla al rededor de una techumbre ricamente artesonada, mas allá una figura de relieve que levanta sus miradas hácia un cráneo, simbolo al parecer de un suceso que ocultó la historia; y hasta esa mezcla de estilos sirve para darle mas originalidad y comunicarle un interes que buscariamos inútilmente en los mas tristes y mas apartados salones de la Alhambra.

La historia de esa colosal creacion del arte, que han llamado no sin razón la Alhambra de Alemania, explica perfectamente las circunstancias de su composicion.

Aquí está la «sala de los Abencerrajesallí la de «las Sultanas»; aún ladoel patio de los Leones»; al otro «el retrete de Boabdil»; en fin, todos los primores de la Alhambra y los recuerdos de Granada y de la gentil dominacion morisca.

El uno ostenta sobre sus lomas superpuestas la Alhambra y el Jeneralife; el otro, el mas occidental, le hace frente en línea paralela y da asiento sucesivamente á las capillas y el seminario del Monte Santo y al extraño barrio del Albaicin, poblado por familias de Gitanos.

Juana debió marchar á Inglaterra, donde tenía un ajuste para el teatro de la Alhambra. No qué habrá sido de ella, pero deseo que haya sido más feliz que yo. No es justo que todo el que ha intervenido en mi lúgubre destino, haya sido inexorablemente herido por la desgracia. Jacobo se calló cuando la tarde declinaba. El día se había pasado entero en el desarrollo de aquel terrible relato.

Un curioso espectáculo me llamó la atención, al recorrer la ciudad hacia extramuros, en solicitud de la Cartuja, el Albaicin y el Monte-Santo. Me había prometido ver á los Gitanos en su barrio y contemplar sus extrañas danzas en medio de las ruinas de la Alhambra.

Mohamad II, de la familia de los Naceritas, reinaba en Granada lleno de poder, gloria y juventud; pues por la muerte de su padre se miraba a los veinticinco años sentado ya en el trono de la Alhambra.

Siguió aun entonces ataviándose; pero con adornos frívolos, con esos adornos de la Alhambra, bellos y brillantes, , pero falsos, poco artísticos, destituidos los mas, si no de gusto, de sentido.

El soldado no podía resistirse en tanto a la admiración que le movía aquella estancia y aquella riqueza; allá en su imaginación todo lo confería con las mejores y más ricas cosas del mundo que había contemplado, y para decía: "Estos moros denles agua, y os sacarán verdura de una peña; denles verdura, y os darán un jardín, y con jardines y su idea allí os levantarán una alhambra donde mismo se os antoje el pedirla.