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Actualizado: 9 de mayo de 2025
-No le mana, canalla infame -respondió don Quijote, encendido en cólera-; no le mana, digo, eso que decís, sino ámbar y algalia entre algodones; y no es tuerta ni corcovada, sino más derecha que un huso de Guadarrama. Pero vosotros pagaréis la grande blasfemia que habéis dicho contra tamaña beldad como es la de mi señora.
En la mano, que, en vez de emplearse en humildes y rudos trabajos domésticos, se diría que había estado conservada entre algodones, como delicada joven, tenía un pericón que manejaba con mucha gracia. El asombro que causó su entrada en la iglesia bien se puede decir que durante tres o cuatro minutos turbó el orden y la tranquilidad que allí reinaba.
Su cuarto era a modo de un lugar de reunión, por donde pasaban durante el día los aficionados más célebres de la ciudad. El humo de los cigarros mezclábase al hedor del yodoformo y otros olores fuertes. En las mesas asomaban entre los frascos de medicamentos y los paquetes de algodones y vendajes las botellas de vino con que eran obsequiados los visitantes.
Una pequeñísima parte del año invertirian en esta faena, pudiendo dedicar el resto al tejido de los algodones, para no tener que pagar un duro por la vara de esos malísimos géneros de algodon que les llevan los comerciantes.
Me aseguró, por último, que en dos o tres semanas haría de mí el mejor caballista de toda Andalucía; capaz de ir a Gibraltar por contrabando y de volver de allí, burlando al resguardo, con una coracha de tabaco y con un buen alijo de algodones: apto, en suma, para pasmar a todos los jinetes que se lucen en las ferias de Sevilla y de Mairena, y para oprimir los lomos de Babieca, de Bucéfalo, y aun de los propios caballos del Sol, si por acaso bajaban a la tierra y podía yo asirlos de la brida.
Desgraciadamente añade el buen gringo prefirieron su independencia nacional a nuestros algodones y muselinas» . Sería bueno proponerla a la Inglaterra, por ver no más cuántas varas de lienzo y cuántas piezas de muselina daría por poseer estas llanuras de Buenos Aires.
Para completar los productos del suelo, no podemos menos de recordar la variedad de cageles, de los cuales los hay de unas proporciones exorbitantes, siendo dignos de citarse asimismo los algodoneros. De estos últimos se va generalizando su plantación: hemos visto muestras de algodones de Guajan y nos han parecido inmejorables.
El soldado de pelo canoso y lentes de miope, que guardaba en plena guerra los gestos de un director de fábrica recibiendo á sus clientes, mostró al mover los brazos unas vendas y algodones en el interior de sus mangas. Estaba herido en ambas muñecas por una explosión de obús, y sin embargo continuaba en su sitio.
Palabra del Dia
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