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Actualizado: 7 de junio de 2025
7 ni a él le deis tregua, hasta que confirme, y hasta que ponga a Jerusalén por alabanza en la tierra. 8 Juró el SE
Esto pasa dentro de nosotros á veces sin repararlo, y por eso quando oimos á alguno que alaba á nuestro contrario, pareciéndonos por las razones propuestas, que quanto el contrario es mas digno de alabanza, tanto menos lo somos nosotros, intentamos con artificio rechazar las alabanzas, ó ponerlas en duda, ó culparle en otras cosas, que puedan obscurecer las alabanzas, y no sosegamos hasta que estamos satisfechos, que ya los demas nos han creido.
Y mas que siendo buenos, multiplica La fama su valor, y al dueño canta Con voz de gloria, y de alabanza rica. Qué mucho pues? sino se le levanta Testimonio á un Pontifice poeta, Que digan que lo es? por Dios que espanta.
Ana saludaba a diestro y siniestro, hablaba con muchos amigos, pero no pensaba más que en aquella confesión de don Álvaro. «De que era verosímil respondía el efecto que su presencia, la de Ana, había producido aquella noche en el Casino.... Ahora, ahora mismo, mientras se paseaba, llegaba a sus oídos el rumor dulce, más dulce que todos los rumores, de la alabanza contenida, de la admiración estupefacta... de la galantería sincera y discreta.... ¿Por qué don Álvaro no había de estar tan enamorado como la historia de Visita daba a entender?».
Ocupaba el solio pontificio Juan Bautista Panfili, que años atrás estuvo en Madrid de nuncio apostólico y que al ser elegido Papa, tomó el nombre de Inocencio X. No han sido con él benévolos los historiadores: pero, sin hacer gran caso del mordaz abate Gualdi, ni de Don Juan Antonio Llorente, se puede creer que por cruel y codicioso, antes fue digno de vituperio que merecedor de alabanza.
Lope de Vega, á la verdad, le consagra en su Laurel de Apolo algunas frases de alabanza que nada prueban y significan, cuando observamos que otras iguales y más exageradas se consagran en la misma obra á poetas muy inferiores á Alarcón.
LA ALABANZA, en una palabra: ¡QUE ME PROHÍBAN ESTE! Las circunstancias, he pensado muchas veces, suelen ser la excusa de los errores y la disculpa de las opiniones. La torpeza o mala conducta hallan en boca del desgraciado un tápalotodo en las circunstancias que, dice, le han traído a menos.
Ensalcemos la bondad de Dios con cánticos de alabanza que resuenen sin cesar sobre la tierra. ¡Que todas las madres enseñen a sus hijos himnos de gloria y de ventura que ensalcen y glorifiquen la paz y la armonía!
Esta accion que en los Griegos se condena por muy infame y vil, fué la más digna de alabanza que este gran caballero hizo en el Oriente, porque ni las honras ni los cargos no le pudieron apartar de lo justo; ejemplo grande para los que quieren introducirse con daño del bien público, y reputacion de la patria, como á muchos acontece, que olvidados de lo que deben á su sangre y á su naturaleza, la dejan maltratar por pequeños intereses, que las más veces de las veces de ellos no les queda sino solo la infamia por premio de su ruindad.
En la época en que pasaba por su amante, él le había regalado una piedra antigua de gran valor, que tenía grabado un fénix. Lejos de encontrar en aquel regalo una alusión o una alabanza, Judit lo consideró siempre como un emblema de tristeza y había hecho grabar a su alrededor estas palabras: ¡Siempre solo!
Palabra del Dia
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