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Pues bien, yo os responderé que mi bisabuelo también era agricultor en Bretaña, y se trasladó al Canadá a fines del siglo pasado, cuando el Canadá era aún francés... Y ¿queréis mucho la aldea en que habéis nacido? Mucho, y pronto me veré obligado a abandonarla. ¿Por qué?

Según él, en la raza blanca no hay mas que dos tipos: el cabeza redonda y el cabeza larga: Caín y Abel. El cabeza redonda, Caín, es violento, orgulloso, inquieto, sombrío, minero, aficionado a la música; el cabeza larga, Abel, es tranquilo, plácido, inteligente, agricultor, matemático, hombre de ciencia.

El marqués presentía en tan arrogante hembra, no el placer de los sentidos, sino la numerosa y masculina prole que debía rendir; bien como el agricultor que ante un terreno fértil no se prenda de las florecillas que lo esmaltan, pero calcula aproximadamente la cosecha que podrá rendir al terminarse el estío. Pasaron al salón después de la comida, para la cual las muchachas se habían emperejilado.

Para el «rudo agricultor» que ha concentrado su amor en la siembra que germina bajo la tierra y en la verde mata acariciada por el sol, la inundación, tan hermosa é imponente á los ojos del artista, es el más terrible espectáculo que puede presenciar.

El agricultor español es de una mentalidad arcaica; pierde lo más, lejano y trabajoso, por obtener lo menos, presente y voladero... Cae el crepúsculo. Los olivares se ensombrecen; cobran un tinte oscuro los cuadros de alcacel luciente; resaltan hoscas las tierras de barbechos.

El precio del abacá tiene constantes fluctuaciones, habiéndosele visto subir en poco tiempo de 4 á 12 pesos el pico, ó sean las cinco arrobas y media. El agricultor que vende su abacá á peso la arroba, ya le queda un buen producto al capital empleado; vendido á 10 ó 12 pesos, aquellos serán muy cuantiosos é importantes.

Y si no, ahí tienes a tu abuela, que piensa todo el año en la sábana. ¿Para qué la querrá, una mujer que todo el mundo sabe que es rica? ¡Las hembras, Isidro, mala gente!... Tu abuela me ha visto en varios apuros: tuve que pagar el arrendamiento de las tierras que cultivo ahí enfrente, porque ya sabes que yo soy agricultor antes que trapero.

No teniendo los abacaleros competencia en mercados extranjeros, no comprendemos que este producto sufra depreciaciones, siempre que la ambición no ciegue al agricultor, desprestigiando el filamento con su codicia, beneficiándolo fuera de sazón ó llevándolo colorado al mercado; signo evidente de que se ha hecho mal la sencilla operación de la extracción de la hebra, dejándole pulpa ó carnaza que si bien la hace subir de peso la hace bajar de precio.

Tanto valdría, en vista de los adelantos modernos, inferir, no ya que un tratado fundamental, sino que la más compendiosa cartilla de agricultura vale mil veces más que las Geórgicas. Las Geórgicas quizás no enseñan sino simplezas y errores, mientras que estudiando la cartilla puede cualquier sujeto entendido convertirse en agricultor más que mediano. Pero el arte no se propone tal fin.

Asunto de decirle que, así como es el primer soldado de la nación, el primer agricultor, el primer cazador, el primero en todo, tanto si se trata de dirigir la política como de dirigir un automóvil, es también, para y para todas las gentes de bien que tenemos que perder, el primer sociólogo. ¿No será bonita una dedicatoria en este sentido?... Isidro contestó con movimientos de afirmación.