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Actualizado: 6 de junio de 2025
Tus octosílabos rumorosos agitaron más de una noche el pecho de la virgen y no fue sólo el teatro tu dominio! Fue también la familia, el hogar; porque todo lo invadiste, desde el salón de mi tía Medea hasta la academia de negros y mulatos en que era halcón mi pardo Alejandro.
No dijo la joven sonriendo , tendré valor. ¡Bah! Rompió el sobre azul. Apenas hubo echado una mirada sobre su contenido, cuando se le cayó de las manos; su mirada quedó fija, sus labios se agitaron convulsivamente; abrió en cruz sus brazos, dio un grito prolongado que se sintió por todo el palacio y cayó redonda sobre la arena a los pies de su madre.
Pensamientos de gloria, vagos deseos de inmortalidad agitaron la mente del ilustre fundador de El Faro de Sarrió al tiempo de meterse en la cama. Después de apagar la luz, aun continuaron turbándole, hasta que a fuerza de dar vueltas lograron cuajarse o adquirir forma.
A pesar de que el día era festivo, los buques anclados en él empezaron á hacer funcionar los aparatos mugidores que usaban en los días de niebla, dedicando al gigante un saludo ensordecedor. En los navíos de la escuadra del Sol Naciente, las tripulaciones, formadas sobre las cubiertas, agitaron sus gorros, aclamándole.
Llevábase las manos á la garganta, sacudía la cabeza, ¡imposible! trató de reir y sus labios se agitaron convulsivamente: un ruido opaco como el soplo de un fuelle era lo más que pudo producir. Miráronse las mujeres espantadas. ¡Está mudo, está mudo! gritaron llenas de consternacion, armando inmediatamente un regular alboroto.
Las señoras y señoritas de las galerías se agitaron aspirando con deleite esta esencia desconocida. Las mamás hablaban entre ellas, buscando semejanzas y similitudes con los perfumes de moda entre el sexo masculino. Algunas concentraban su atención para poder explicar en el mismo día á los perfumistas de la capital la rara esencia del Hombre-Montaña, y que la fabricasen, costase lo que costase.
Ello supone una fusión completa, una identificación sin omisiones ni suturas, entre el dramaturgo y el comediante, un dilatado trabajo de penetración que éste habrá realizado para capturar cuantas vibraciones agitaron el alma de aquél.
Los primeros, al llegar a la casa de labor y no observar nada sospechoso, agitaron sus lanzas y dieron media vuelta. Los demás acudieron entonces velozmente, como los cuervos que siguen raudos al que se eleva mucho, suponiendo que ha descubierto alguna presa. En pocos instantes la casa fue rodeada y la puerta abierta.
Estaba tan seguro de los motivos que la habían inducido á pedirle esta entrevista, que avanzó á su encuentro con un aire galante. ¡Oh, Alicia! dijo, tendiendo á la vez sus dos manos. Pero estas manos se agitaron inútilmente en el vacío, sin encontrar dónde asirse, y al fin cayeron con desaliento. Lubimoff se sintió desconcertado ante la mirada de la mujer.
Todos estos sentimientos de enemistad y de cólera los había heredado Perla de su madre: en el mismo estado de exclusión de todo trato social, se encontraban la madre y la hija; y en la naturaleza de esta última parecía que se perpetuaban todos aquellos elementos de inquietud que tanto agitaron á Ester antes del nacimiento de la niña, y que después habían comenzado á calmarse merced á la influencia benéfica de la maternidad.
Palabra del Dia
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