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Actualizado: 28 de julio de 2025
Sí; estoy triste y de esta tristeza infinita que me oprime tal vez salga algo muy triste también. Vivo en tal confusión de ideas que ni sé lo que pienso, ni lo que hago, ó lo que es más cierto, pienso cuanto se puede pensar y no soy capaz de hacer nada. ¿Qué me aconseja usted? Estoy resuelto á llevar á cabo cuanto me ordene, menos dejar de adorarla. En sus manos adorables pongo mi pobre corazón.
Nada más natural. El catecúmeno que se trataba de atraer a la buena senda era no sólo un hombre de raras seducciones personales, sino, lo que es más, el presunto heredero de una gran fortuna, que, por si algo faltaba, disponía también de una corona de marquesa, y no hay que decir, considerados estos graves antecedentes, si sería formidable el despliegue de trajes, gracia, candor, aturdimiento o afectada indiferencia a que se entregaron aquellas adorables señoritas.
Mariana se encontraba ya en París cuando el matrimonio de Beatriz, e historiaba a sus adorables amiguitas aquella ceremonia. Efectuóse en la iglesia de Passy, y Beatriz había querido que fuera muy sencilla a causa de su luto y de las pasadas desgracias de familia: además, hubo poca gente a causa de la estación, mediado de octubre, en que todo el mundo elegante está aún fuera de la gran ciudad.
Es un propósito monomaníaco y las más adorables y aristocráticas beldades del barrio de San Germán se han estrellado en su sistemática esquivez. ¡Pues bien! dijo el doctor. ¿Tendremos que acudir a Felipe de Auvray? Ya le he dicho, tío mío... interrumpió Antoñita. Deja hablar a Amaury, hija mía.
La presencia de estos adorables diablillos produjo una serie de disgustos domésticos que amargaron los últimos años de don Pablo Dupont.
Ignoro qué suerte será la mía, pero lo que me importa es tu tranquilidad. Tenía los ojos llenos de lágrimas. Se dejó caer de bruces en el diván, ocultando el rostro entre los brazos, mientras un hipo de llanto estremecía las adorables sinuosidades de su dorso. Ulises, conmovido por este dolor, admiró al mismo tiempo la perspicacia de Freya, que adivinaba todas sus ideas.
Bien pudiera Dios rigurosamente piadoso dejarles apartar de estos mares y sepultarles después en golfos de agua para eternizar su muerte en las llamas que merecían. Mas los adorables juicios de la Providencia Divina, aunque siempre inescrutables a la mayor perspicacia, también a veces se nos dan a venerar dejándose traslucir en la benignidad de sus efectos.
El viejo calla en un silencio triste; todo un pasado rebulle en su cerebro; toda una época de actores aclamados y actrices adorables que poco a poco se esfuman en el olvido. La sala se ha ido quedando vacía; en un rincón se inclinan dos jugadores sobre una mesilla verde; de cuando en cuando profieren una exclamación, levantan el brazo y lo dejan caer pesadamente sobre el tapete.
Todo lo que veo por aquí, me lo voy explicando á mi manera, y el hombre no adora lo que es capaz de explicar y de comprender. El hombre no adora sino misterios, y si misterios hallo por estas tierras, no son misterios muy adorables.
Los rubios o negros cabellos en grato desorden, se desparramaban por el espacio o bien caían en adorables bucles por la espalda; los ojos brillaban como luceros en aquellos rostros celestiales; los labios rojos y húmedos se entreabrían para dejar ver el aljófar inmaculado de sus dientes. Y basta, porque no concluiríamos nunca.
Palabra del Dia
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