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Actualizado: 8 de mayo de 2025
No serían como los señores, que por mal que se presente la cosecha, siempre sacan para vivir poseyendo tanta tierra, y conservan el cultivo lo mismo que los abuelos de sus abuelos. Los campos que él había admirado en otros países eran inferiores a los de Andalucía.
Señor Caffarelli le dijo el caballero joven; concibo que un hombre tal como usted sea admirado por los aficionados a la música... Pero ese cantante que no es más que... que un cantante... ese hermoso y encantador caballero por quien todas las señoras enloquecen, sin duda porque es de su sexo más que del nuestro...
Admirado quedó el canónigo de los concertados disparates que don Quijote había dicho, del modo con que había pintado la aventura del Caballero del Lago, de la impresión que en él habían hecho las pensadas mentiras de los libros que había leído; y, finalmente, le admiraba la necedad de Sancho, que con tanto ahínco deseaba alcanzar el condado que su amo le había prometido.
Admirado quedó don Quijote de la virtud y propiedad de la cabeza, y estuvo por no creer a don Antonio; pero, por ver cuán poco tiempo había para hacer la experiencia, no quiso decirle otra cosa sino que le agradecía el haberle descubierto tan gran secreto. Salieron del aposento, cerró la puerta don Antonio con llave, y fuéronse a la sala, donde los demás caballeros estaban.
A ese jardín fui y por él erré todo el resto del día, asombrado de haber sacudido mi yugo y más admirado todavía de la extremada intensidad de un recuerdo que había creído de buena fe que estaba adormecido. Poco a poco, como una hoguera que se reanima, sentí en todo mi ser aquel ardoroso despertar.
José Campal es un humilde albañil de Jarandilla, que se atrevió á acometer tan ardua empresa, y la llevó á feliz término, cuando maestros llevados de Madrid con tal propósito la habían considerado irrealizable. Admirado entonces el Marqués del arrojo y la inteligencia de Campal, mandó poner dicha inscripción en el coro.
Todo eso es así, pero aún es más vaga e indeterminada la señora de los pensamientos de nuestro poeta indio. El príncipe musulmán enamorado de la rival de la Sulamita, había hallado y admirado el retrato de ella en el tesoro de su padre, mientras que no hay retrato ni hay el menor indicio por donde pueda entrever o tener alguna idea o noción de su dama, el autor de los versos que he traducido.
La joven conocía el país, y su compañera aprovechaba este viaje forzoso para ver lo que tantas veces había admirado en los libros. Bajaron los tres en la estación de Battipaglia para tomar el tren de Pestum. Era una espera algo larga, y el marino las invitó á entrar en el restorán, barracón de madera impregnado de un doble olor de resina y de vino.
En aquella época aun no había publicado Victor Hugo sus Miserables, y por consiguiente no había yo admirado la hermosa personificación de Monseñor Myriel, que tantas lágrimas de cariño ha hecho derramar después.
Esta ficción excita en alto grado nuestro interés, y la serie de escenas en que la heroina se nos presenta, ya arrebatada de su pasión amorosa, ya airada y celosa, lo aumenta aún más á la conclusión, en que se descubre y quiere renunciar á su amante, á quien cree infiel, moviendo entonces al padre, admirado de su generosidad, á dar su aprobación á su enlace con su hijo.
Palabra del Dia
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