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Actualizado: 2 de junio de 2025


Más afortunado es el Demonio con María, á cuya celda lleva una noche á Alejandro; éste, desalmado libertino, que nunca ha pensado seriamente en casarse, deshonra á su amada, y la abandona después de conseguir su propósito. María, creyéndose indigna de servir á Dios, vaga por el mundo desesperada, entregándose á todo linaje de excesos, y pasando de escalón en escalón al estado más abyecto.

García creyó escuchar una voz misteriosa en sus oídos que le gritaba: «¡Arráncale la vida! ¡Bebe toda su sangreSe abrió paso al través de la muralla de carne que le separaba de aquel ser abyecto y encarándose con él le dijo temblando de cólera: Sólo por un desconocimiento absoluto de los principios que informan el arte dramático se puede hacer una crítica tan ligera, tan superficial y tan injusta como la que usted está haciendo de la obra que se representa.

Había dicho á sus oyentes que él era un sér completamente abyecto, el más abyecto entre los abyectos, el peor de los pecadores, una abominación, una cosa de iniquidad increíble; y que lo único digno de sorpresa era que no viesen su miserable cuerpo calcinarse en su presencia por la ardiente cólera del Todopoderoso. ¿Podía darse un lenguaje más claro que éste? ¿No se levantarían los oyentes de sus asientos, por impulso simultáneo, y le harían descender del púlpito que estaba contaminando con su presencia?

Sólo mi Joaquina tuvo noticia de ellas. La Condesa era una mujer singular. Arrastrada por la violencia irresistible de su afecto, veía a solas a su amigo, y luego lloraba como la Magdalena, rezaba, abominaba de misma como si se creyese el ser más abyecto y vil, y desesperaba hasta de que Dios la perdonase.

Es cierto que Pereda no rehuye jamás la expresión valiente y pintoresca, por áspera y disonante que en un salón parezca, ni se asusta de la miseria material, ni teme penetrar en la taberna y palpar los andrajos y las llagas; pero basta abrir cualquiera de sus libros para convencerse de que corre por su alma una vena inagotable de pasión fresca, espontánea y humana, y que sabe y siente como pocos todo género de delicadezas morales y literarias, y que acierta a encontrar tesoros de poesía hasta en lo que parece más miserable y abyecto.

Este ser repugnante y abyecto, llamado Grass, dedicaba las horas en que no medita o ejecuta alguna acción vergonzosa, a llevar los libros de comercio en dos camiserías de la calle del Príncipe. De aquí que pretendiese eclipsar a todos los demás por el brillo y la forma de su cuello a la marinera y por el esplendor de la corbata de raso azul con lunares blancos.

Palabra del Dia

lanterna

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