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18 Entonces el rey dijo a Doeg: Vuelve , y arremete contra los sacerdotes. Y revolviéndose Doeg idumeo, arremetió contra los sacerdotes, y mató en aquel día ochenta y cinco varones que vestían efod de lino. 21 Y Abiatar dio las nuevas a David como Saúl había dado muerte [a] los sacerdotes del SE

5 Asimismo quemó los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y limpió a Judá y a Jerusalén. 8 A los dieciocho años de su reinado, después de haber limpiado la tierra, y la Casa, envió a Safán hijo de Azalía, y a Maasías gobernador de la ciudad, y a Joa hijo de Joacaz, canciller, para que reparasen la Casa del SE

¡Anda, Bautista! gritó la Marquesa; y la carretela siguió su marcha ante la expectación de sacerdotes, damas y caballeros particulares que paseaban en el Espolón, chiquillos que jugaban en el prado vecino y artesanos que trabajaban al aire libre. Los ojos del Magistral siguieron mientras pudieron el carruaje.

Sacerdotes y flamines del templo de la Ninfa son los mozos del Casino, que a la menor señal, a un movimiento de labios, acuden tácitos y prontos con lo que se desea: cigarros, periódicos, papel, refrescos, hasta las aguas, que traen a escape, en un tanque vuelto boca abajo sobre un plato, a fin de que no pierdan su preciosa temperatura ni sus gases.

7 Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba mucho en Jerusalén; también mucha compañía de los sacerdotes obedecía a la fe. 8 Pero Esteban, lleno de fe y de potencia, hacía prodigios y milagros grandes en el pueblo.

11 Porque siempre tienen pobres con vosotros, mas a no siempre me tendréis. 14 Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los príncipes de los sacerdotes, 15 y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? 16 Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.

Y Venida la mañana entraron en conšejo todos los principes de los Sacerdotes, y los Ancianos del pueblo contra Iešus, para entregarlo

22 Y mataron los bueyes; y los sacerdotes tomaron la sangre, y la esparcieron sobre el altar; y asimismo mataron los carneros, y esparcieron la sangre sobre el altar; y mataron los corderos, y esparcieron la sangre sobre el altar. 23 E hicieron llegar los machos cabríos de la expiación delante del rey y de la multitud, y pusieron sobre ellos sus manos;

5 O ¿no habéis leído en la ley, que los sábados en el Templo los sacerdotes profanan el sábado, y son sin culpa? 6 Pues os digo que uno mayor que el Templo está aquí. 7 Mas si supieseis qué es: Misericordia quiero y no sacrificio, no condenarías a los inocentes: 8 Porque Señor aún del sábado, es el Hijo del hombre. 9 Y partiendo de allí, vino a la sinagoga de ellos.

Así se expresaban los que tenían interés en que continuase en la tierra todo lo mismo, á la sombra protectora de las creencias. ¿Cómo no habían de indignarse los infelices contra una religión que les cerraba el camino de la justicia y el bienestar aquí abajo, para no darles más que la quimérica esperanza de una justicia divina que los ricos pueden sobornar con dádivas á los sacerdotes?