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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Berenguer fué á poner sitio sobre Megarix, y Rocafort en su emulacion fué á ponerle á Nona, sesenta millas de Galípoli y treinta de Megariz; y aun se tuvo por corta la distancia, según estaban los animos alterados, y particularmente los del vando de Rocafort, que como superiores les parecia mengua que los otros se atreviesen á competir.
A Juanito le ataca un golpe de tos tan violenta que provoca la impaciencia de algunos espectadores. ¡Fuera ese! ¡fuera el tísico! grita una voz. ¿Tísico? ¿Llamarle tísico delante de la Paulita? Juanito quiere ver al deslenguado y hacerle tragar la tísis. Y viendo que las mujeres se interponían, se envalentonó más y le crecieron los ánimos.
Una nueva aventura muy desagradable, semejante a la del armario, vino a concluir con la paciencia de Miguel y a darle ánimos para exigir seriamente de la generala que pusiera a su doncella al corriente de lo que pasaba. Desde la aventura del armario, Miguel, siempre que la doncella venía, se ocultaba en la alcoba debajo de la cama.
Me ha comprometido a explorar los ánimos de la gente liberal para saber en qué condiciones se podría contar con ella en caso de una guerra civil. Los libres dijo el ayacucho con énfasis , están y estarán siempre al lado de la Princesa, si a la Princesa le ponen por almohada en su cuna el mejor de los códigos.
Preguntéla por qué en la gran cuita que de tal modo la atribulaba entonces no había buscado, como otras veces, los consejos y la ayuda de don Sabas. Respondióme que eran casos muy diferentes unos y otros; que no dependía de su resignación ni de sus ánimos el que en tales congojas la ponía, y que yo era el único ser viviente de los de ella conocidos, llamado a entender en él antes que nadie.
Tomòse de estas islas bastimento, Tambien se refrescaron los soldados, Y diòse con presteza vela al viento, Los ánimos de todos bien osados. Mas ¡Ay dolor! cuan presto
Señalamos á la execración de todas las gentes honradas á esos Ministros funestos é inmorales lo repetimos sin cesar que han traído á nuestra patria al estado en que hoy se halla, irritando los ánimos y estableciendo en todo el país el reinado de la desconfianza, del miedo, de la cólera, de la venganza.
En no pocas ocasiones, el P. Enrique había lucido, en sentir de sus oyentes, una elocuencia conmovedora; pero jamás produjo tan honda impresión en los ánimos como la noche del Domingo de Resurrección. Incitado D. Anselmo, después de otros menos importantes ataques, llegó a decir lo que sigue: Todo es hablar de caridad y devoción, pero, bien mirado, no se ve en vosotros sino egoísmo.
Hay que advertir que en Sarrió se llamaba a los habitantes de Nieva mazaricos a causa quizá del gran número de pájaros de este nombre que allí suele haber, mientras los de Sarrió eran llamados en Nieva pinzones, por la misma razón. Sosegados al fin los ánimos, don Rosendo da las gracias y cede a las instancias del público.
Con paso largo, y ademan compuesto, Todo el monte coronan, y se ponen A la furia, que en loca ha echado el resto. Las ventajas tantean, y disponen Los animos valientes al asalto, En quien su gloria y su venganza ponen. De rabia lleno y de paciencia falto Apolo su bellisimo estandarte Mandó al momento levantar en alto.
Palabra del Dia
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