United States or Åland ? Vote for the TOP Country of the Week !


Tu padre era respetado más que nunca; mandábamos que era un gusto. Don Antonio, desde Madrid, daba orden a los gobernadores de que abriesen la mano, dejándonos en completa libertad para barrer lo que quedaba de la revolución, y los que antes aclamaban al doctor, huían de él para que nosotros no les tomásemos entre ojos.

Proseguí diciendo: «Que por estorbar los grandes hurtos, mandábamos que no se pasasen coplas de Aragón a Castilla, ni de Italia a España, so pena de andar bien vestido el poeta que tal hiciese, y, si reincidiese, de andar limpio un hora».

En aquella época, como ya mandábamos, apenas si me trataba con el doctor. Le perdimos de vista; no le hacíamos caso. La musiquilla oída al pasar frente a su casa, era lo único que nos le traía a la memoria.

De todo lo que recibíamos de Ronda, peros, piñonate y alfajores, le mandábamos a Pura una buena parte. Pues ellos cumplían con una bandejita de dulces el día de San Antonio, y alguna cursilería de bazar en mi cumpleaños. D. Carlos era tan gorrón, que casi todos los días se dejaba caer en casa a la hora a que tomábamos café... ¡y cómo se relamía!

¡Perfeccionado, ché! como que a los preceptos les sucede lo mismo que a los gringos: se perfeccionan aquí... entre nosotros... Les pasa en nuestro país lo que nos ocurría antes con nuestros cueros, que los mandábamos a Europa para que nos los devolvieran curtidos y utilizables... a nosotros nos mandan residuos cloacales y nuestra vitalidad social los depura y los devuelve ¡cuando se van! curtidos y utilizables; pero dejando estas filosofías... ¡come!... ¿te sirvo otro «filet»?...