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Actualizado: 5 de julio de 2025


El atrio de la iglesia no tenía por entonces la magnífica verja de hierro que hoy la adorna, y la policía nocturna de la ciudad estaba en abandono tal, que era asaz difícil encontrar una ronda.

En la carretera de Bayona hay hacia el lado del mar una villa deliciosa, que se asienta en un reducido parque como una paloma en su nido de verdura: extiéndese aquel a lo largo del camino, cerrado por una gran verja de hierro, en cuya puerta campea en uno y otro lado este letrero: Villa María.

Joaquín dio media vuelta y se volvió al lado de don Pompeyo. La capilla desde la que oía misa la Regenta estaba separada sólo por una verja alta de la en que se habían escondido los trasnochadores del Casino. Ana oyó la voz de Orgaz que disuadía al ateo de su propósito de abandonar el templo. Pero de una capilla a otra no se distinguían las personas, sólo se veían bultos.

Nadie pondría en duda, después de tal precaución, si había presenciado ó no el «sitio» de París. ¡Tenía amigos tan incrédulos!... Para conmover á la buena señora, hizo memoria de sus impresiones. Había visto en pleno día un rebaño de ovejas en el bulevar, junto á la verja de la Magdalena. Sus pasos habían despertado en muchas calles el eco sonoro de las ciudades muertas.

Ven á verme dijo ella en voz baja, acompañándole hasta la verja . Ahora lo sabes todo. eres el único. Será muy dulce para que hablemos, que me consueles y me ayudes.

Recorrió algunas otras desiertas en busca de su bastón de boj hasta que, recordando que lo había dejado en el palomar, hizo un gesto de pesar y no atreviéndose a empuñar otra vez el fatal instrumento descendió a la planta baja, también desierta, y salió a la calle. Delante se abría un anchuroso patio recientemente empedrado, cercado por elevada verja de hierro.

Asomó en este momento por la verja dorada que dividía el zaguán de la antesala que se abría al patio, un hombre joven, vestido de negro, de quien se despedían con respeto y ternura uno de mayor edad, de ojos benignos y poblada barba, y un caballero entrado en largos años, triste, como quien ha vivido mucho, que retenía con visible placer la mano del joven entre las suyas: Juan, ¿por qué nació usted en esta tierra?

Una letanía de Magdalena terminando con una carcajada interrumpió su peroración. Yuba-Bill acabó la paciencia; tomando del camino una pesada piedra derribó la verja, y seguido del correo penetró en el cercado: nosotros tomamos la misma dirección.

Cuando la joven se vió bajo los árboles, Fernando atravesaba ya la verja, haciéndose de nuevas ante el portero, al saber que la señora no estaba en casa. Venía á visitarla y á enterarse de paso de cuándo regresaría don José de su viaje; pero ya que la señorita estaba en el jardín, pasaría á saludarla. Los dos jóvenes quedaron indecisos, con la emoción de la timidez, al verse frente á frente.

Arrodíllate, Adela: arrodíllate ahora mismo le respondió dulcemente Ana, volviendo a ella su hermosa cabeza de ondulantes cabellos castaños ; mientras que Juan, que venía de hacer paces con Lucía refugiada en la antesala, salía a la verja del zaguán a recibir al amigo de la casa.

Palabra del Dia

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