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Pero vení acá, arrastraos, ¡peleles! ¿Pa eso os habéis embarcao ustedes?... Fíjese, don Isidro: unos piensan dir ar campo a sudar camisas trabajando; otros quieen meterse a criaos de casa grande... Y yo les propongo a estas güenas personas que hagamos una partía: una partía como las que había endenantes. Allá no habrán visto eso nunca; cosa nueva. ¿Qué le paese?...

Las dos de la tarde serian cuando se tocó á embestir al enemigo, que se hallaba apostado en las alturas de tres montañas ásperas y fragosas, cuya ventaja hacia peligrosa la subida: pero esta dificultad empeñó el valor de los nuestros, que estaban tan deseosos de venir á las manos, y acometiendo con heróico denuedo, sufrieron los indios poco tiempo el asalto, ganando airosamente las cumbres de aquellos empinados cerros, llevándose con los filos de la espada á todos los que no retiró la fuga; dejando en el campo de batalla 400 cadáveres, con poca ó ninguna pérdida de nuestra parte, y de sus resultas libre la ciudad del bloqueo en tan breve espacio de tiempo, que pudo el Comandante General exclamar con Julio Cesar: Veni, vidi, vinci.

Toma a otro de socio cuando vayas con hembras. Gallardo sonrió satisfecho. No sería nada; aquello pasaba pronto. Tormentas mayores había afrontado. Lo que debes asé es vení por casa. Así, con mucha gente, no hay bronca. ¿Yo? exclamaba el Nacional . Primero cura. Tras estas palabras, el espada creía inútil insistir.

41 Eran los días del apuro y alboroto pa el hembraje, pa preparar los potajes y osequiar bien a la gente, y así, pues, muy grandemente, pasaba siempre el gauchaje. 42 Vení, a la carne con cuero, la sabrosa carbonada, mazamorra pien pisada, los pasteles y el güen vino... pero ha querido el destino que todo aquello acabara.

Quieto en su terreno, cita usté ar bicho, le deja vení, y cuando lo tiene ar lao, quiebra usté y le pone los palos en el morrillo. Usté no tié que preocuparse de na: el toro lo hará too por usté. Atensión... ¿Estamos? Y apartándose el maestro se encaró con el terrible toro, o más bien, con el granuja que estaba detrás, puestas las manos en el cuarto trasero para empujarle.

Ignem veni mittere in terram & quid voto nisi ut accendatur Luc. 12. v. 49. Si, que de todo tiene nuestro Salvador, dice Clemente Alejandrino, para salvarnos: amenazas, avisos, terrores y halagos; lástimas y castigos.