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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Por supuesto, estaba decidido a servirla contra su propio hermano, contando con la ayuda de Dios. ¿Acaso no triunfaba en los demás propósitos que formó? Su madre había entrado de lleno en el buen camino, y su hermana había renunciado al devaneo con Millán.
Cuando ustedes quieran... La mesa está preparada en el salón. Era Munster invitándolas a una partida de bridge. Al fin triunfaba su tenacidad. Había encontrado compañeros de juego en aquellos tres norteamericanos, convenciéndolos una hora antes, mientras presenciaban la ceremonia del bautizo.
Horribles eran aquellas frecuentes luchas; pero V., cuando triunfaba, triunfaba, no sólo de mí, sino de los ángeles que me asistían; de mi fe profunda; del cielo, á quien yo invocaba; del principio del honor arraigado en mi alma, y de mi conciencia acusadora y severa contra mí misma. V., que sólo buscaba alegría y deleite, se fatigó de luchar. Así me liberté del cautiverio infame.
Ella, por su parte, jugaba también con él; le enseñaba canciones y lindezas, diole para su trenza una cinta amarilla, la que mejor sentaba a su color; leíale cuentos y narraciones y lo llevaba consigo a la clase del domingo; en oposición a los precedentes de la escuela y a manera de las mujeres mayores, triunfaba en esta innovación.
Un muchacho asturiano, que fué a quien le hicieron la pregunta, respondió que el oficio era descansado y de que no se pagaba alcabala, y que algunos días salía con cinco y con seis reales de ganancia, con que comía y bebía, y triunfaba como cuerpo de rey, libre de buscar amo a quien dar fianzas y seguro de comer a la hora que quisiese, pues a todas lo hallaba en el más mínimo bodegón de toda la ciudad.
Vióse un poco ridículo en aquella situación; pero siempre triunfaba de su amor propio la bondad de su corazón. En aquel momento pensaba en renunciar por completo á todo y tratar por cualquier medio de contribuir á la felicidad de los dos muchachos. ¿Pero no se marcha usted? dijo Clara, volviendo á su inquietud. Sí, me marcho ya.
A veces lo sospechaba; pero su buena fe triunfaba al instante de esta sospecha. Lo que sí podía sostener sin miedo a equivocarse era que Fortunata tenía vivos deseos de mejorar su personalidad, es decir, de adecentarse y pulirse. Su ignorancia era, como puede suponerse, completa. Leía muy mal y a trompicones, y no sabía escribir.
Pero de todo triunfaba aquel bendito. ¿Y cómo no, si sus manos parecía que no tocaban las cosas; si su vista era como la de un lince, y sus dedos debían de ser dedos del céfiro que acaricia las flores sin ajarlas?... ¡Qué diablo de hombre! Habría sido capaz de hacer un rosario de granos de arena, si se pone a ello, o de reproducir la catedral de Toledo en una cáscara de avellana.
Sin embargo, había una situación peor aún; la que le esperaba cuando el vil secreto se descubriera; así es que el deseo que siempre triunfaba en él de todos los demás, era alejar al desgraciado día en que tendría que soportar las consecuencias del resentimiento violento de su padre por la herida causada al orgullo de su familia, en la que tendría que renunciar quizás a aquel bienestar y a aquella dignidad hereditaria que, al fin y al cabo, era una razón para vivir, llevando consigo la incertidumbre de que estaba proscripto para siempre de la vista y de la estima de Nancy Lammeter.
La civilización antigua se corrompió y degeneró primero, y con la invasión de los bárbaros sufrió después largo eclipse, o más bien sueño o letargo del que hubo de despertar o de renacer transformada y muy otra de lo que era y con otros modos de expresión para manifestar su pensamiento; pero en las repúblicas hispano-americanas ni ha habido invasión de bárbaros, ni desmayo, ni decadencia de civilización, ni raza triunfante y dominante que se haya sobrepuesto a la raza española de origen que antes triunfaba y dominaba.
Palabra del Dia
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