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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Habló con ella que instantes después le alcanzó un vaso, cuyo contenido bebió de un trago, y por el mismo camino volvió a colocarse junto al break que luego se puso en marcha acompañado por él en silencio... Así llegaron a la tranquera que Melchor se apresuró a abrir sin bajar del caballo; el break se detuvo y descendieron los dos viajeros aproximándose a Melchor que apoyado en la estribera izquierda recogió la pierna derecha en cuyo pie conservó colgante el estribo y sostenido por ella parecía dispuesto a escuchar tranquilamente la despedida en una actitud de tan visible indiferencia que desconcertó a los dos desde el primer instante.
El viejo alazán obtuvo el honor de que se le atribuyera la iniciativa de la aventura, viéndose gratificado con una soga, a efectos de lo que pudiera pasar. Pero a la mañana siguiente, bastante tarde ya a causa de la densa neblina, los caballos repitieron su escapatoria, atravesando otra vez el tabacal salvaje, hollando con mudos pasos el pastizal helado, salvando la tranquera abierta aún.
Una tras otra, el toro probó sin resultado su esfuerzo inteligente: el chacarero, dueño feliz de la plantación de avena, había asegurado la tarde anterior los palos con cuñas. El toro no intentó más. Volviéndose con pereza, olfateó a lo lejos entrecerrando los ojos, y costeó luego el alambrado, con ahogados mugidos sibilantes. Desde la tranquera, los caballos y las vacas miraban.
¡Qué hermoso me parece todo esto! exclamó Ricardo, ocultando quizá su pensamiento íntimo. Y a mí... ¡qué triste! Déjate de ver cosas tristes, Lorenzo, y piensa que al franquear aquella tranquera hemos hecho honda y firme la resolución de aquel amigo, que les referí ayer: «¡Ahora, hay que reírse!» Trataremos de reírnos.
Al llegar cerca de la estancia quiso descender de su caballo para abrir una «tranquera», armazón de palos que servía de puerta, obstruyendo el camino; pero vió junto á ella un pequeño mestizo, de diez años, gordinflón, con ojos aterciopelados de antílope y una tez lustrosa de color chocolate claro, que le contemplaba sonriente, metiéndose un dedo en la nariz.
Palabra del Dia
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